lunes, 12 de febrero de 2018

El concepto de discurso


Si hemos visto que el texto es forma lingüística, el análisis del discurso se ha centrado en explicar que el discurso es sustancia, es decir, la realización efectiva de una estructura textual en un contexto concreto. Esto, obviamente, implicará el estudio del texto desde una doble perspectiva: la interna, propia de la lingüística del texto, y la externa, cercana a los planteamientos de la pragmática. Así, el discurso supondrá una determinada estructura textual seleccionada en virtud de los condicionantes sociales determinados por el momento de la enunciación. Es aquí, por lo tanto, donde las cinco primeras normas de textualidad propuestas por Beaugrande y Dressler encuentran su plena justificación. El estudio de la intencionalidad, la situacionalidad, la informatividad, la intertextualidad y la aceptabilidad guardan relación obviamente con las coordenadas extralingüísticas que determinan las elecciones textuales que configuran un texto. Así, retomando lo anteriormente apuntado, el sentido de un texto, no es la suma de los significados léxicos de las unidades lingüísticas presentes en el mismo, a ello habría que sumar el significado extralingüístico de carácter pragmático que resulta crucial en la configuración del discurso.

De este modo, el discurso se convierte en una unidad de uso y determinada por una serie de condicionamientos básicos como el marco, el registro o la tipología textual. Ya Isemberg demostrara que cualquier tipología textual debe basarse en cuatro principios: homogeneidad, analizar todo los tipos con los mismos criterios; exhaustividad, debe abarcar todos los textos posibles; monotipia, un texto solo puede clasificarse dentro de un tipo, y ausencia de ambigüedad. Así, los discursos pueden diferenciarse según su posibilidad de pertenecer a un género, registro, modelo textual o sociolecto. Surge de este modo una clasificación genérica de los discursos en la cual cada género es una agrupación abstracta de textos que cumplen funciones sociales similares y tienen ciertas características formales en común: debates, reportajes, entrevistas, cartas, novelas, crónicas…

Debemos a Bajtin un primer esfuerzo por intentar sistematizar los diferentes géneros discursivos. Para este autor existiría una primordial división entre lo que el considera géneros primarios y géneros secundarios. Dentro del primer grupo incluiría la conversación considerando como géneros secundarios a los discursos periodísticos, publicitarios, jurídicos, literarios y científicos.

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