Antes de nada querría aclarar que escribo esto por diferentes motivos. En primer lugar, porque mi memoria es frágil y estúpida. En segundo lugar, porque me apetece. En tercer lugar, porque este blog no deja de ser una botella de náufrago (esa aspiración ingenua de ser un querido y remoto muchacho) en la que de algún modo se encapsula una amistad.
Dicho esto, el libro. Si dijera que disfruté leyendo este considerable mamotreto cargado de erudición y partidismo cuasi-sionista sin duda mentiría. El repaso que se da a la historia de esta ciudad es considerable y diría, desde la más profunda ignorancia, que exhaustivo. Lógicamente mi conocimiento sobre la complejidad histórica de esta ciudad es de tal insoportable aridez que cualquier mínima gota puede hacer brotar un inesperado verdor. No obstante, es posible seguir con cierta coherencia el relato que Simon va construyendo sobre esta ciudad con relativa fluidez y no poca amenidad. Algo se vislumbra entre las nubes de esa intrincada biografía que nos permita entender en parte la situación en la que se encuentra el Oriente Medio. En mi caso he de confesar que la información aportada en este libro ha colaborado a aclarar conceptos y a ponderar con justicia ciertos acontecimientos de la historia más reciente.
También debo admitir que, para mi, los nombres de los protagonistas del pasado más reciente de esta geografía, formaban parte de un imaginario mal construido en los telediarios y los documentales sobre la cuestión palestina. Ahora, leída la obra, este imaginario ha ido adquiriendo cierta dimensión y profundidad.
Debes acordarte (al que escribe le hablo) de la relación existente entre las diferentes religiones asentadas en Jerusalem. De cómo las fuerzas coloniales (especialmente Inglaterra y Francia -además de obviamente Estados Unidos-) jugaron un papel crucial en la construcción/destrucción de esa región. Acuérdate además de cómo se te explica en este libro la construcción del Estado de Israel y de cómo tuvo que enfrentarse con su entorno por asegurar su propia supervivencia. Recuerda, especialmente, el poco sentido que tiene toda esta confrontación y de cómo todos los protagonistas que contribuyeron a esta orgía de confusión tenían particulares intereses personales.
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