"La teoría literaria en el siglo XX", José María Pozuelos Vyvancos
Curso de teoría de la literatura
Auguste Comte |
Hay muchas otras teorías de este tipo que tienen un rasgo en común: todas proclaman la independencia de la historia y de las ciencias morales en contra de su sujeción a los métodos de las ciencias naturales. Todas ellas muestran que estas disciplinas tienen sus propios métodos o pudieran tenerlos tan sistemáticos y rigurosos como los de las ciencias naturales. Pero que su objetivo es diferente y su método es distinto; y, por consiguiente, no hay necesidad de imitar y envidiar a las ciencias naturales. Todas estas teorías también concuerdan en el rechazo a aceptar una solución fácil que muchos científicos y hasta estudiosos de las Humanidades parecen propiciar. Rehúsan admitir que la historia o el estudio de la literatura son simplemente un arte, es decir, una empresa de libre creación no intelectual, no conceptual. La investigación histórica así como la literaria, aunque no son ciencia natural, son un sistema de conocimiento organizado con sus propios métodos y objetivos, no una colección de actos creadores o registros de simples impresiones individuales.
Los primeros en romper con este tipo de estudios serán los representantes de la escuela formalista rusa. Para este grupo de filólogos el texto literario constituía un objeto científico que debería ser sometido a investigación para descubrir, en última instancia, las propiedades comunes a todo texto literario, lo que, según Jakobson, constituirá la "literariedad". No obstante, las ideas de este grupo tardarán en conocerse en el resto del occidente cultural. No será hasta la década de los setenta del siglo XX cuando las propuestas de los formalistas rusos serán divulgadas, junto a presupuestos estructuralistas, por el neo-formalismo francés.
Una vez que es sentido y certificado el agotamiento del positivismo decimonónico, serán múltiples las propuestas teóricas que a lo largo del siglo XX se irán sucediendo (y en ocasiones conviviendo) para explicar el fenómeno literario. La existencia de diferentes corrientes se justifica por las múltiples relaciones que la teoría literaria mantiene con otras disciplinas. De este modo, según sea la ciencia "auxiliar" con la que un determinado grupo de estudiosos establezca vínculos más serios, así los trabajos de estos se inclinarán en una determinada dirección.
Este hecho se encontrará en el origen del carácter pluralista e interdisciplinar propio de los estudios literarios. La mencionada pluralidad será, por su parte, resultado de una serie de oposiciones entre las que cabría destacar la que se produce entre lo que el profesor Pozuelo Yvancos ha dado en denominar esencialismo metafísico y el funcionalismo pragmático. En la base de esta oposición se encuentra el esclarecimiento de la finalidad última de los estudios literarios. Así, mientras para los esencialistas la pregunta a la que deben responder los estudios literarios es ¿qué es la literatura?, para los funcionalistas la cuestión sería dilucidar a qué llamamos literatura. A los primeros le ganará la pretensión de definir inequívocamente lo que es la literatura recurriendo al análisis exhaustivo de sus obras para extrapolar las cualidades inherentes a lo literario. Los funcionalistas, por su parte, intentarán comprender la literatura en tanto práctica social, y esto le llevará a promulgar que el concepto de literatura es tan cambiante como lo son las sociedades.
Edmund Husserl |
Por su parte el marxismo y el psicoanálisis harán surgir la duda sobre la infalibilidad de los lenguajes naturales para nombrar el mundo de las cosas. Esta duda provocará que muchos teóricos de la literatura consideren el valor de la palabra en su uso, abriendo las puertas de la teoría literaria a la Pragmática.
Por su parte la fenomenología, al negar todo juicio y partir de lo dado, en cuanto fenómeno que solo tendrá valor al ser asumido por la conciencia del sujeto, se convertirá en la base filosófica del formalismo y del estructalismo pero, también, al recorrer el camino que la conduce a la hermenéutica de Gadamer, jugará un papel capital en la crisis de la crítica formalista/estructuralista que desembocará en el surgimiento de la teoría de la recepción.
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