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domingo, 30 de septiembre de 2012

Cultura basura, cerebros privilegiados



Este libro supone que la cultura pop sufre un proceso de continua mejora. Este se debería, básicamente, a la progresiva complejidad de estos productos culturales que genera, lo cual implicaría la activación de determinados procesos cognitivos, no necesariamente nocivos, que hasta la complicación de los citados productos no se venía produciendo. El resultado de este proceso sería la modificación de los cerebros de los consumidores de cultura pop, haciéndolos, consecuentemente, más inteligentes, al menos, en algunas de las concepciones que de la inteligencia se maneja hasta la fecha (así se explicaría en parte el denominado  Efecto Flynn).
Por lo tanto, se trata de un texto que se opone de manera frontal a las teorías, tan en boga hoy en día, que suponen una degeneración continua de la cultura popular. Este proceso, según señalan estos "apocalípticos", no solo implica contenidos de dudoso valor moral o ético, sino también una simplificación de esos productos. Esta simplificación haría disminuir el esfuerzo cognitivo de los consumidores y consecuentemente, idiotizaría a las masas.
Johnson, para cimentar su propuesta, analiza la estructura de diferentes productos de la cultura de masas (video juegos, televisión, internet, cine). En todos los casos demuestra que existe una evolución hacia la complejidad, procurando en todos los casos comparar manzanas con manzanas, es decir, productos culturales pop que compartan unos similares niveles de calidad. Esto, particularmente, es lo que me resulta más interesante y, tal vez, lo que más fuerza da al razonamiento del autor. Trataré de explicarme.
Johnson no afirma en ningún momento que los productos de la cultura de masas sean hoy en día comparables con las grandes productos culturales de la historia de la humanidad. Esto, como es obvio, no implica tampoco que la cultura pop no pueda llegar a generar grandes obras culturales, pero esto no es lo que se discute. Cuando Johnson realiza sus comparaciones pretende hacerlas de manera objetiva. Comparando, como sugiere el propio autor, mierda con mierda si es el caso. Lo que pretende demostrar es que la mierda de hoy en día es más compleja que la que ayer se aventaba, por poner un caso, en televisión. No voy a repetir aquí todos los ejemplos y conclusiones a las que llega el autor, para eso está el libro, pero sí que podría citar la necesidad de realizar continuas inferencias en las series de televisión actuales (también la mayor complejidad narrativa), o la creciente utilización de la inteligencia interpersonal en la comprensión de los "reality". 
Lo que menos me ha gustado de este libro es la conclusión que podemos extraer de todo este asunto. Entiendo que los productos culturales sean progresivamente más complejos, en esto no hay, bajo mi punto de vista, nada de sorprendente. Como bien apunta el autor hay factores económicos y tecnológicos que determinan esa complicación, es más, que determinan la complicación de la cultura de manera general, de hecho, lo extraño es que fuera de otro modo pues, desde que el hombre es hombre, en términos generales, la cultura ha sufrido un proceso de continua complicación. Ahora bien, esto es una cosa y otra muy distinta que este proceso tenga repercusiones en la estructura cognitiva del ser humano. La falta de pruebas empíricas (tanto en el caso de los "apocalípticos" como en el caso de Johnson, he de reconocérselo) hace que las declaraciones de este tipo, amen de los juicios de valor que propician, resulten ridículos. Es en este punto en el que Johnson se excede en sus pretensiones y es justamente por lo que sus fallos se vuelven más evidentes.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Preferencias léxicas o morfológicas por el singular o el plural



Preferencias por el singular

Existe un grupo de sustantivos que solamente aparecen en singular. Son los denominados singularia tántum o singulares inherentes. Esto es así porque en estos sustantivos la referencia a lo singular es una parte inherente de su significado. Son sustantivos de este tipo: canícula, caos, cariz, cenit, oeste, salud, sed, tez, tino, zodiaco, etc. 
No existe, no obstante, ninguna dificultad morfológica (salvo en sed y relax, donde parece existir problemas fonológicos para la formación del plural) para que estos sustantivos puedan aparecer en plural si el contexto lo permite. En estos casos se asume que se da una interpretación como "tipos de N" (donde N es el singular inherente). Poseen unas teces peculiares.

Preferencias por el plural

Los pluralia tántum son un tipo de sustantivos, más numeroso que los singulares inherentes, que habitualmente se utilizan en plural (adentros, anales, expensas, maitines, ojeras, zarandajas, etc.).

Uno casos especiales son el del plural mayestático y el plural de modestia. El primero se trata del que muestran los pronombres personales y la flexión verbal si se refieren a un solo individuo. El segundo es el que se usa para atenuar lo categórico de juicios o apreciaciones expresadas en primera persona. Es especialmente propio de textos científicos y exposiciones académicas.

jueves, 27 de septiembre de 2012

El número: casos especiales



El plural en los compuestos

Los compuestos, por regla general, suelen hacer el plural como si se tratase de una palabra simple. Esto supone que solamente se pluralice el segundo de sus elementos. 
En el caso de que el compuesto esté formado por dos palabras que se escriben separadas pero forman una única unidad léxica en la que el segundo elemento aporta información determinativa, se pluraliza solamente el primero de ellos (buques escuela, años luz). No obstante, cuando el segundo elemento tiene valor adjetival, se admiten que se pluralice, o no, este (buques fantasma/buques fantasmas).

Por lo que se refiere a los compuestos sintagmáticos formados por un nombre y un adjetivo, suelen pluralizarse los dos elementos (boinas verdes),

Los compuestos formados por un verbo y un sustantivo suelen realizarse sobre los sustantivos en plural, por lo que no se alteran cuando la forma se pluraliza (lavaplatos). No obstante, en aquellos que se formen sobre un sustantivo en singular el compuesto hará el plural como este sustantivo.

Son unos casos especiales los denominados plurales internos que se dan en cualesquiera y quienesquiera.

El plural en los nombres propios

Los nombres propios serán susceptibles de pluralizarse en aquellos casos en los que se asimilen a los nombres comunes (Estoy harto de todos los quijotes de este país). En estos casos hacen el plural como los comunes, siendo más habitual en los nombres compuestos que se pluralice el segundo componente.
Se pluralizan las formas de tratamiento santo, santa y doña permaneciendo invariable san, don, fray y sor.
En cuanto a los nombres de los premios, permanecerán invariables cuando designan su denominación oficial, pero en cambio pueden pluralizarse cuando designan objetos concretos (los galardones).

El plural de las abreviaturas, los acortamientos, las siglas y los acrónimos


  1. Las abreviaturas creadas por apócope añaden -s. Constituye una excepción cent. (centavo o centésimo) y cént. (céntimo), cuyo plural es cts..
  2. Cuando la abreviatura es creada por síncopa o contracción siguen las normas generales.
  3. Si la abreviatura es el resultado de seleccionar la letra inicial de una palabra o palabras, hará el plural duplicándola o duplicándolas.
  4. Los símbolos alfabetizables, es decir, aquellos acortamientos que reducen la palabra a su letra o letras iniciales (no son abreviaturas y no llevan punto al final), como kg, cm o kcal cuentan con un plural invariable.
  5. Los acortamientos, propios de los registros coloquiales de la lengua, siguen las normas generales del plural.
  6. En las siglas su plural se pone de manifiesto en la concordancia, permaneciendo ellas invariables.
  7. Los acrónimos, cuando son entendidos como siglas silabeadas, sufren un proceso denominado literalización que implica que sean asimilados a la clase de los sustantivos y, consiguientemente, siguen las normas de generales de creación del plural. No ocurre esto cuando se escriben en mayúsculas, ya que en este caso funcionan como siglas.

El plural en los latinismos


  1. La mayoría de los latinismos terminados en -s permanecen invariables. No obstante, cada vez resulta más común que estos se adapten al castellano, dando lugar a plurales regulares.
  2. Los terminados en -t o -m siguen las normas generales, añadiendo solamente -s.
  3. No adoptan morfema de plural las locuciones latinas que se han incorporado al español y se desaconseja construcciones del tipos: "Los quid de la cuestión" o "Condiciones sine qua non". Se recomienda su uso solamente en singular.
  4. No se aceptan los plurales latinos terminados en -a, prefiriéndose en su lugar que permanezcan invariables o bien que se utilicen los plurales correspondientes a su adaptación en -o.


El plural en los prestamos de otras lenguas

Los préstamos sufren un proceso gradual de adaptación a la lengua. Este proceso puede dar lugar a soluciones que pueden resultar extrañas a la lengua, pero debemos recordar que en estos casos nos encontramos ante extranjerismos no adaptados o crudos. En cuanto el préstamo es adoptado por la lengua, pasa a respetar las normas generales de creación de plurales.


Unos ejercicios para practicar la formación del plural




miércoles, 26 de septiembre de 2012

El número: características generales



El número es una propiedad gramatical característica de los sustantivos, los pronombres, los adjetivos, los determinantes y los verbos. Se presenta en dos formas: el singular y el plural.
En los sustantivos y en los pronombres tiene carácter informativo pues permite distinguir entre la designación de uno o más seres. En los demás casos se trata de una manifestación de la concordancia.
Existe un número reducido de palabras que no cuentan con plural. Se trata de los que poseen género neutro (ello, esto, eso, aquello, qué [¿Qué quieres?], nada, lo [Lo bueno]). También ocurre con algunos cuantificadores no neutros como alguien, nadie o cada. Otros, como varios, cambian totalmente de significado según aparezcan en plural o en singular.
Una clase especial son aquellos que como que y se no presentan rasgos visibles de número pero a los cuales se le supone dichas informaciones presentes de manera abstracta.

La idea de pluralidad se puede expresar también por otros procedimientos. Por ejemplo mediante el uso de numerales, sustantivos colectivos y no contables. También se expresa pluralidad mediante los grupos nominales genéricos que se refieren a una clase o categoría (El lobo es un animal carnívoro).

De manera general a cada sustantivo le corresponde la posibilidad de distinguir dos géneros en cada una de sus variantes genéricas (masculino y femenino de existir). Las principales excepciones a este principio son las establecidas por los grupos constituidos por los Pluralia tántum y los Singularia tántum, De este hecho es posible concluir que el número, a diferencia del género, parece estar incardinado más claramente en los procesos sintácticos, mientras que el género resulta más propio del sustantivo, limitando la elección por parte del hablante (Podemos decir la crisis o las crisis, pero no *los crisis).

Reglas generales de formación del plural

  1. Los nombres terminados en vocal átona y en -á, -é, -ó tónica hacen el plural en -s.
  2. Las voces agudas terminadas en diptongo hacen el plural en -s.
  3. Las palabras terminadas en -i, -ú tónicas admiten las dos variantes de plural -s o -es. Excepciones: benjuís, cañís, gachís, gilís, pirulís, popurrís, recibís
  4. Algunos casos concretos. a>aes, e>es, i>íes, o>oes, u>úes, yo>yoes, no>noes, sí>síes.
  5. Los nombres terminados en consonante -l, -r, -n, -d, -z, -j, hacen en plural en -es. Son excepción muchos términos filológicos de origen griego que permanecen invariables (el asíndeton/los asíndeton, pero el hipérbaton/los hipérbatos).
  6. Los nombres terminados en -s o -x y son agudos o monosílabos hacen el plural en -es.
  7. Los nombres terminados en -y hacen el plural en -es.
  8. El resto de nombres terminados en otras consonantes hacen el plural en -s.




Unos pequeños ejercicios sobre el número gramatical

martes, 25 de septiembre de 2012

Sustantivos ambiguos, epicenos y el género en sustantivos de seres inanimados



Sustantivos ambiguos en cuanto al género

Se trata de un tipo de sustantivos, relativamente escaso, que cuentan con ambos géneros pero en los que la utilización de uno u otro no implica un cambio de sentido o significación cuando se emplean en un misma construcción. En todo caso se puede hablar de un cambio estilístico.


Este fenómeno es un proceso que cuenta con una distribución desigual dependiendo en buena medida de la variante geográfica de la lengua. De este modo la utilización de uno u otro género puede depender de este factor e incluso, dependiendo de la variedad utilizada, una palabra puede sentirse o no como ambigua en cuanto al género.
No se debe confundir este fenómeno con la existencia de sustantivos polisémicos que los que es precisamente la diferencia de género la que ayuda a determinar el significado de la palabra (El editorial del periódico/La editorial del libro).

Sustantivos epicenos

Sustantivos de un solo género que designan seres vivos, pero que no poseen ninguna marca formal que permita determinar el sexo.

La mayoría de los sustantivos epicenos designan animales. En todos los casos pueden ser modificados por los sustantivos macho y hembra, incluso en aquellos casos en los que el género del sustantivo sea distinto al de estos dos modificadores (El tiburón macho) en construcciones apositivas.
La concordancia se establecerá siempre con el sustantivo que forma el grupo y no con el sexo del animal designado (El tiburón hembra es muy peligroso cuando defiende a sus crías)

Existe un pequeño grupo de sustantivos epicenos que designan personas (víctima, rehén, criatura, vástago, personaje). En estos casos se prefiere usar como modificadores masculino/femenino o varón/mujer.

Algunos de estos sustantivos están convirtiéndose en algunos casos en sustantivos comunes en cuanto al género. Tal es el caso de miembro (La miembro del congreso), rehén (Fue liberada la última rehén) y en latinoamérica bebé, que en la península es siempre epiceno.


No se consideran como sustantivos epicenos los miembros no marcados en una oposición (Tiene dos hijos: un niño y una niña) o los sustantivos atributivos como belleza, encanto, caos o desastre, ya que no designan seres animados.

El género de los nombres que designan seres inanimados

Las pautas que se relacionan a continuación no son más que tendencias y no se convierten por ello en principios gramaticales firmes.

En el caso de los nombres propios el género de los sustantivos suele coincidir con el género de sus hiperónimos (Un Mercedes, un Renault, un Seat, una Yamaha, una Ducatti).

Los nombres de ciudades y países suele distribuirse de acuerdo con las siguientes pautas:

  1. Terminan en -a átona suelen ser femeninos.
  2. Terminados en tónica suelen ser masculinos los países y ciudades femeninos.
  3. Terminados en otra vocal o consonante suelen ser masculinos aunque pueden alternar (como si van con el cuantificador todo).





Sustantivos comunes en cuanto al género



Denominamos sustantivos comunes en cuanto al género aquellos que designan personas de ambos sexos. No emplean desinencias y solo es posible establecer el sexo de lo designado a través de la concordancia.
En la clase gramatical de los adjetivos los denominados de una terminación resultan equivalentes a los sustantivos comunes en cuanto al género.
Este tipo de sustantivos se distingue de los ambiguos en cuento al género en que en estos últimos el cambio del género no implica alteración de significado.

Designan personas y suelen ser comunes en cuanto al género:

  1. Muchos de los acabados en -A que denotan profesión, actividades o atributos de persona: astronauta, demócrata, burócrata. Dentro de este grupo cabría incluir aquellos terminados en -ista
  2. La mayoría de los terminados en -E. Entre estos forman un grupo especial los terminados en -nte, que suelen proceder de participios latinos.
  3. La mayor parte de los sustantivos que acaban en -I (átona o tónica) y en -Y. También alguno de los terminados en -O.
  4. Algunos de los terminados en consonante. Casi todos los no agudos terminados en -R, -S, -T. También los agudos terminados en -AR y -ER, así como los procedentes de adjetivos terminados en -AL: comensal, homosexual, industrial.
Grupos semánticos de sustantivos comunes en cuanto al género

Es cada vez más frecuente que antiguos sustantivos comunes en cuanto al género dejen de serlo debido a la incorporación de la mujer a diferentes cargos, profesiones, títulos o actividades. En este sentido se utilizará la variante terminada en -o para el masculino mientras que se acepta una variante en -a para el femenino (abogado/abogada, arquitecto/arquitecta).

Se consideran comunes en cuanto al género los sustantivos que designan grados de la escala militar, aunque también aquí cada vez más existen sustantivos con doble terminación como resultado de la evolución social. También resultan comunes aquellos sustantivos que designan metonímicamente la persona encargada de tocar un instrumento.

Las formulas de tratamiento se asimilan a los sustantivos comunes en cuanto al género en lo relativo a la concordancia.

Sustantivos comunes en cuanto al género procedentes de usos figurados

Cuando los sustantivos epicenos que designan animales se emplean, asociado a algún estereotipo propio de ese animal, para designar a personas, no varían sus cualidades de género (Ese muchacho es una hormiguita/Esa muchacha es una hormiguita), es decir, continúan siendo sustantivos epicenos. No ocurre lo mismo cuando a este mismo tipo de sustantivos se le da un carácter atributivo. En estos casos se hace un uso metafórico del mismo que supone una segunda alteración del significado. Así, en un primer uso, el sustantivo rata puede predicarse, sin cambiar de género, para una 'persona despreciable' (El jefe es una rata/La jefa es una rata). Pero en un segundo uso metafórico equiparable a 'persona muy tacaña' se asimila a la clase de los comunes en cuanto al género (El jefe es un rata/El jefe es una rata).
Entiendo que esta distinción no es del todo clara, al menos si pretendemos comprender el asunto desde una perspectiva semántica, lo cual, evidentemente supondría un error. Es necesario entender el comportamiento de estas una perspectiva en primer lugar gramatical, entendiendo que la variación en la clase de sustantivo en cuanto al género determinará la significación de la unidad lingüística. Es decir, cuando un sustantivo epiceno pasa a funcionar como un sustantivo común en cuanto al género en estos casos, estamos ante un uso atributivo del mismo.
De igual forma hay que tener en cuenta que esta posibilidad se extiende a sustantivos femeninos que no designan animales, como por ejemplo bala.

Enlace a ejercicios sobre el género

Vídeo sobre el género en los sustantivos.


jueves, 20 de septiembre de 2012

El género. Características fundamentales



El género es una característica gramatical de los sustantivos y los pronombres que incide en la concordancia con los determinantes, los adjetivos, los participios y los cuantificadores. Esto implica, por ejemplo, que los rasgos de género (también los de número) de los adjetivos no tengan una interpretación semántica y constituyan únicamente marcas de concordancia.
Es importante que recordemos que cuando el artículo determinado femenino precede a un sustantivo que comienza por una /a/ tónica, este utiliza la variante el. Ocurre lo mismo con el artículo indeterminado femenino y los cuantificadores alguna o ninguna, que utilizan en estos casos algún y ningún
En virtud al género los sustantivos se dividen en masculinos y femeninos. En ciertas ocasiones (cuando los sustantivos designen seres animados) existe relación entre género y sexo, pero esto no es, ni mucho menos , lo habitual. El género suele, en el resto de los casos, designar una propiedad gramatical sin correlato extralingüístico. 
El género neutro, cuyos miembros deberían ser considerados, según la RAE, más bien como una clase gramatical de palabras que designan ciertas nociones abstractas en lugar de como unidades pertenecientes a un tercer tipo de género, no está presente en los sustantivos, y solo lo encontramos en los demostrativos, los cuantificadores, el artículo lo y los pronombres personales ello y lo.

Clasificación de los sustantivos en cuanto al género

Los sustantivos que permiten diferenciar el sexo mediante el género gramatical cuentan con diferentes posibilidades mórficas (existen diferentes morfos para el mismo morfema de género, alomorfos). Dentro de este tipo de sustantivos (los que diferencian sexo mediante el género) también encontramos un grupo, los llamados heterónimos, que utilizan piezas léxicas distintas para cada uno de los géneros. Otro grupo de sustantivos serían los comunes en cuanto al género. En este caso la pieza léxica no varía y el género viene dado por los determinantes o adjetivos que lo acompañan.
Un conjunto especial de sustantivo es el formado por aquellos que pueden usarse tanto en masculino como en femenino. Se trata de los sustantivos ambiguos en cuanto al género
Terminamos esta breve clasificación con los sustantivos epicenos, que designan seres vivos de uno u otro sexo utilizando un único género gramatical.

El uno genérico del masculino

En castellano el género masculino es el término no marcado de la oposición genérica. Por ello se emplea este género para referirse a un conjunto de seres. No es correcto emplear circunloquios del tipo alumnos y alumnas cuando el uso del genérico es suficientemente explícito. En caso necesario, cuando no queda claro que el masculino plural designa por igual a los individuos de ambos sexos, se podrán usar los citados circunloquios o modificadores restrictivos del tipo de ambos sexos.

Marcas de género

En algunos sustantivos existen marcas formales de género que es posible identificar como morfemas de género sin problemas (hij-o, jef-a, abad-esa, sacerdot-isa). No obstante, hay ocasiones en la que no contamos con un morfo concreto que podamos identificar como la expresión de un morfema de género dado. Se tratan de sustantivos de género inherente en los que las terminaciones del tipo -o, -a que aparecen en muchos casos son consideradas como marcas segmentales o desinencias de palabra por su incidencia en determinados procesos morfológicos como la derivación de palabras, en los que suelen desaparecer (cas-a>cas-ita).
Esto no implica que deje de existir cierta correlación general, que no total, entre la terminación y el género inherente de la palabra. De este modo, las palabras que terminan en -a suelen ser femeninas y las que terminan en -o masculinas, existiendo, sin embargo, gran número de excepciones a esta regla. 



miércoles, 19 de septiembre de 2012

Unidades sintácticas: las clases de palabras y los grupos sintácticos



Clases de palabras

Las clases de palabras son los paradigmas formados por estas en virtud de sus características combinatorias y de las informaciones morfológicas que aceptan. Actualmente se aceptan como clases sintácticas de palabras las siguientes:
  1. El artículo.
  2. El sustantivo.
  3. El adjetivo.
  4. El pronombre.
  5. El verbo.
  6. El adverbio.
  7. La preposición.
  8. La conjunción.
  9. La interjección.
Estas clases de palabras son susceptibles de clasificarse según el tipo de información que aportan. Así, algunos grupo se caracterizan por aportar exclusivamente información gramatical. Es el caso de los artículos, los pronombres, algunos verbos (ser, haber), buena parte de los adverbios, las preposiciones y las conjunciones. Por su parte los sustantivos, los adjetivos, las interjecciones, la mayoría de los verbos y algunos adverbios hacen referencia a realidades extralingüísticas.
Otra posible clasificación atiende a las posibilidades flexivas de las distintas clases de palabras. De este modo presentarán alguna clase de flexión los artículos, los sustantivos, los adjetivos, los pronombres y los verbos, careciendo de ella los adverbios, las preposiciones, las conjunciones y las interjecciones. Esta última característica se encuentra, como resulta evidente, relacionada con las características morfológicas de las palabras aunque, como hemos visto (concordancia) tendrá repercusiones en la sintaxis.

Agrupaciones transversales

Además de las clases de palabras hasta aquí establecidas la gramática reconoce la existencia de una serie de paradigmas que cuentan con determinados rasgos gramaticales que hace posible incluir a las palabras que los conforman en clases sintácticas distintas. Podemos decir que las palabras incluidas en estos "subclases" cuentan con la capacidad de desempeñar papeles sintácticos diversos. Estas características reciben el nombre de rasgos cruzados y los paradigmas así caracterizados se denominan agrupaciones transversales.
Por ejemplo, los indefinidos y los numerales suelen funcionar como adjetivos pero no es raro encontrar situaciones en las que la función desempeñada realizada por ellos se equipare a los pronombres (Llegaron todos). Incluso en el grupo de los indefinidos es posible establecer un tercer grupo, como el de los adverbios.
En la siguiente tabla pretendo resumir las relaciones que se establecen entre agrupaciones transversales y clases de palabras. Debo aclarar que la RAE establece en el caso de los demostrativos, indefinidos y numerales un elemento tácito en sus usos pronominales. Esto deja abierta la posibilidad de que sean considerados, en tales contextos, como adjetivos y analizados, por lo tanto como tales.

Clases transversales
Clases de palabras
Ejemplos
Indefinidos
Adjetivos
Alguna oportunidad.
Pronombres
Alguna habrá.
Adverbios
Viajar poco.
Numerales
Adjetivos
Tres árboles.
Pronombres
He leído tres.
Cuantificadores
Adverbios
No me gustó nada.
Pronombres
Hoy he preparado poco.
Adjetivos
Te quedan algunos días.
Demostrativos
Adjetivos
Quiero este libro.
Pronombres
Quiero este.
Interrogativos
Pronombres
¿Qué lees?
Determinante*
¿Qué libro lees?
Adverbios
¿Cómo estabas?
Exclamativos
Pronombres
¡Qué dices!
Determinante*
¡Qué cosas dices!
Adverbios
¡Cuanto trabajas!
Relativos
Pronombres
El libro que lees.
Determinante*
Cuyo libro.
Adverbios
Cuando quieras.

*Los determinantes, por su parte, constituirían una categoría transversal en la cual sería posible incluir a los demostrativos, los artículos y los posesivos. En un sentido amplio, podría incluirse dentro de esta categoría a los cuantificadores prenominales, en la medida en que comparten con los anteriormente mencionados la capacidad de convertir a los sustantivos en una expresión referencial y lo legitiman como argumento de un predicado.

Grupos sintácticos

Los grupos sintácticos, también denominados frases o sintagmas, suponen la expansión de un núcleo y están formados por unidades léxicas simples. Son los grupos sintácticos los encargados de llevar a cabo las funciones sintácticas.
Los grupos sintácticos son estructuras articuladas en torno a su núcleo y pueden llevar o no diversos modificadores o complementos. Por otro lado, los grupos sintácticos pueden formar parte de otro grupo sintáctico, de su mismo o distinto tipo, lo que se conoce como principio de recursividad. 
Señalamos a continuación los principales tipos de grupos sintácticos:

Grupo nominal: se forman en torno a un sustantivo.
Grupo adjetival: tienen como núcleo a un adjetivo.
Grupo adverbial: constituidos en torno a un adverbio.
Grupo verbal: construidos en torno a un verbo.

Polémica resulta la existencia de un Grupo preposicional, ya que hay muchos autores que consideran que la preposición no funciona como núcleo al no poder prescindir de su término. No obstante, existe polémica sobre la pertinencia de establecer el criterio de supresión como determinante a la hora de delimitar el concepto de núcleo.
Siguiendo la Nueva gramática de la lengua española, y consciente de las bondades pedagógicas de esta clasificación, seguiremos aceptando en principio la existencia del mismo en nuestros análisis.

Locuciones

Un tipo de especial de grupos sintácticos lo constituyen las locuciones. Se tratan de grupos que suelen tener una estructura lingüística fija fuertemente lexicalizada. No obstante, en las locuciones el grado de lexicalización puede ser diferente, existiendo casos en los que es posible introducir elementos en la locución e incluso sustituir alguno de sus términos. 
El significado de estos grupos no se genera composicionalmente, es decir, combinado el sentido de las voces que las componen, sino que se trata de un significado generalmente fosilizado que guarda relación con algún tipo de información extralingüístico. 
Existen varios tipos de locuciones:

  1. Locuciones nominales.
  2. Locuciones adjetivas.
  3. Locuciones verbales.
  4. Locuciones adverbiales.
  5. Locuciones preposicionales.
  6. Locuciones conjuntivas.
  7. Locuciones interjectivas.

Funciones

Definiremos las funciones como el tipo de relación de dependencia que establecen los grupos sintácticos y las clases de palabras con alguna categoría de la cual dependen, de tal manera que esta nos permita interpretar la manera en que se vinculan gramaticalmente y, de este modo, interpretar correctamente la aportación semántica que dicho grupo o categoría aporta al contenido de la unidad en la cual se encuentran incluidos.
Se distinguen tres tipos de funciones.
Las funciones sintácticas se establecen a partir de marcas o índices formales, como por ejemplo la concordancia o la posición.
Las funciones semánticas especifican la interpretación semántica que debe dársele a determinados segmentos teniendo en cuenta el predicado del cual dependen.
Las funciones informativas, por último, hacen referencia a la partición informativa, es decir, diferencian entre la información conocida y la información nueva que se presenta en el segmento. Este tipo de función no depende del significado de las piezas léxicas sino que está determinada por la articulación del texto.

Predicado

Con el término predicado se hace referencia a dos realidades que conviene diferenciar correctamente. Por un lado nos referimos a la expresión gramatical cuyo contenido se atribuye al referente del sujeto. (El maestro explica la lección a los alumnos).
Una segunda interpretación del predicado establece que los predicados son categorías que designan estados, acciones, propiedades o procesos en los que intervienen uno o varios participantes. Cada uno de estos participantes reciben el nombre de actantes o argumentos y el conjunto de ellos construye la estructura argumental de un predicado. No solo los verbos constituyen predicados de este tipo. Los sustantivos, los adjetivos, los adverbios y las preposiciones pueden tener también argumentos, es decir, constituyentes exigidos por su significado léxico.

Funciones sintácticas

Las funciones sintácticas representan las formas mediante las que se representan las relaciones que establecen los argumentos. Cada una de ellas se caracteriza por una serie de marcas o índices gramaticales que nos permite reconocerlas.
Dentro de las funciones sintácticas cabría hacer una distinción entre complementos argumentales y adjuntos.
Los primeros se refieren a aquellos que satisfacen el esquema argumental de un predicado. Cabría incluir dentro de este grupo al sujeto, al complemento directo, en ocasiones al complemento indirecto, al complemento de régimen y al término de una preposición cuando esta funciona como un predicado (durante la semana). Los adjuntos son complementos no exigidos por el predicado. Es el caso de los adjetivos calificativos, las oraciones de relativo, muchos modificadores preposicionales del nombre o del adjetivo y a los complementos circunstanciales.
Los predicados se suelen clasificar en virtud de su valencia, es decir, el número de argumentos por el seleccionado y la forma sintáctica que estos presentan.

Avalentes: ningún argumento (Llueve)
Monovalentes: un argumento (Esta carretara es muy abrupta)
Bivalentes: dos argumentos (Ana decidió no ir a la boda)
Trivalentes: tres argumentos (Él entregó el premio a los agraciados)

Las oraciones y los enunciados

La oración es una unidad mínima de predicación, es decir, segmentos que ponen en relación un sujeto y un predicado, entiendo por este, como se explicó más arriba, a la expresión gramatical cuyo contenido se atribuye al referente del sujeto.
El enunciado por su parte es la unidad mínima de comunicación y no tiene que ser necesariamente una unidad oracional. Puede ser una palabra, un grupo de palabras o una oración.
Las oraciones se suelen clasificar en torno a tres criterios:

Según la actitud del hablante:

Declarativas
Interrogativas
Exclamativas
Imperativas
Dubitativas
Desiderativas

No todo el mundo se encuentra cómodo con esta clasificación. Por un lado, porque solo se recogen algunos tipos de modalidad. Por otro lado, no parece relacionarse adecuadamente las oraciones con las expresiones interjectivas que tienen la misma significación. Tampoco resulta satisfactorio que queden fuera de esta clasificación los denominados actos de habla, tanto los directos como los indirectos.

Según la naturaleza del predicado:

Transitivas
Intransitivas
Copulativas

Según la independencia sintáctica:

Simples
Subordinadas: las oraciones subordinadas se subdividen a su vez en: sustantivas, adjetivas o de relativo y adverbiales.

Enlace a presentación sobre la gramática y los tipos de palabras.

martes, 18 de septiembre de 2012

Cómo aprenden




El tercer capítulo de Adolescencia, aprendizaje y personalidad corre a cargo de Mercè García-Milà y de Eduard Martí, profesora de la Universidad de Barcelona y profesor de la Universidad de Valencia respectivamente. Bajo el título de "Cómo aprenden", se repasa brevemente en él los mecanismos cognitivos que influyen en el modo de aprender de los adolescentes.
Parten estos autores de los estudios realizados por Piaget e Inhelder (1955, De la lógica del niño a la lógica del adolescente: ensayo sobre la construcción de las estructuras operacionales formales) para concluir que la mente adolescente varía con respecto a la mente del niño. Los adolescentes son capaces de realizar hipótesis (lo que Piaget denominará pensamiento científico), analizan las posibles soluciones a un problema y ya pueden llevar a cabo pensamientos abstractos. Estas tres características constituirán lo que se conoce como pensamiento formal. No obstante, como apuntan García-Milà y Martí, esto no resulta suficiente para comprender como funciona la mente adolescente. La eficacia con la que funcionan los adolescentes (y cualquier otra persona) a la hora de resolver un problema también depende, en gran medida, de la experiencia con que se cuenta en la resolución de problemas similares.
Esto nos lleva a considerar detenidamente el concepto mismo de inteligencia. Después de considerar las deficiencias derivadas de los sistemas de medición de inteligencia tradicionales (CI), ya clásicos desde los estudios realizados al respecto por H. Gardner, los autores se detienen a analizar la propuesta realizada por el mismo Gardner sobre los diferentes tipos de inteligencia (IM: cienético-corporal, musical, lingüística, matemático-lógica, naturalista, interpersonal, intrapersonal y espacial) para concluir que este modelo resulta mucho más adecuado para analizar y llegar a comprender (y por lo tanto actuar) las diferencias de aprendizaje que nos encontramos dentro del aula.
Ahora bien, no bastará con saber que la inteligencia es en realidad diferentes capacidades que nos permiten enfrentarnos con eficacia a diferentes tipos de problemas o generar herramientas relevantes para una sociedad dada. Resulta necesario conocer cómo se despliegan esas capacidades.
Clarificador en este punto resultará el estudio, ya clásico, realizado por Sternberg (1987-1989. Inteligencia humana). Para este autor existen tres factores clave que determinan el funcionamiento de la inteligencia.
En primer lugar está la relación de la persona con el mundo exterior. Uno será más o menos inteligente en la medida en que sea capaz de adaptarse a las exigencias del contexto en el cual debe de llevar a cabo su actuación inteligente.
En segundo lugar, la mente, actuando de una manera inteligente, pone en funcionamiento una serie de componentes: los encargados de controlar y planificar la acción, los encargados de la adquisición y la retención de la información (que estudiaremos en breve) y los encargados de poner en marcha la acción.
El último factor que resultará clave en la inteligencia es la experiencia. Esto, que ya habíamos visto más arriba, nos lleva a considerar ciertas de las ideas postuladas por el constructivismo significativo de Ausubel, Novak y Hanesian (1983. Psicología educativa: Un punto de vista cognoscitivo).


Señala precisamente Ausubel que "el factor más importante que influye en el aprendizaje es lo que el alumno ya sabe. Averígüese esto y enséñese en consecuencia". En esta afirmación se resume la base teórica tras la cual se encuentra toda la propuesta del aprendizaje significativo. Pero para que este se produzca es importante que se den, además, una serie de condiciones:
  1. Disposición de conocimientos nuevos pertinentes.
  2. Organización lógica y coherente del material a aprender.
  3. Disposición favorable del alumno.

Resulta evidente que el docente tiene mucho que hacer en este campo y que en cada una de las condiciones expuestas puede y debe actuar para llevar a cabo un aprendizaje de este tipo. Mantenerse en un tipo de aprendizaje basado en la repetición es un error pedagógico de primer orden que no podemos seguir cometiendo.

Pero, esto no bastará. De las afirmaciones realizadas hasta ahora surgen, inevitablemente, nuevas preguntas. Es necesario saber cómo se organiza y representa la información en la mente del alumno si realmente queremos poner en contacto los conocimientos ya adquiridos con los conocimientos nuevos. También debemos ser conscientes de los procesos cognitivos implicados en el aprendizaje y, por último, debemos saber como funciona la motivación en nuestros alumnos.

Por lo que respecta a la organización y representación de la información, todavía es poco lo que se sabe sobre la memoria. En este capítulo los autores se limitan a proponer un modelo modal (memoria sensorial/memoria a corto plazo/memoria a largo plazo) de la misma que yo amplío con estos breves apuntes del libro Psicología cognitiva e instrucción (apuntes todavía en construcción)

Una vez que la información queda almacenada en la memoria a largo plazo, esta se organiza en esquemas de conocimientos. El aprendizaje se produce cuando se modifican estos esquemas que, por otro lado, se convierten en una herramienta imprescindible para poder aprender.

Por último nos queda hablar un poco sobre la motivación. Conseguir que el alumno tenga una buena disposición hacia el aprendizaje es un factor importantísimo a la hora de pretender llevar a cabo un aprendizaje de tipo significativo. Normalmente este aspecto es poco trabajado y el docente se encuentra en el aula simplemente con alumnos con un enfoque profundo del aprendizaje, aquellos que se encuentran suficientemente motivados, o alumnos con un enfoque superficial del mismo. La cuestión es que es también labor del docente motivar a sus alumnos y no conformarse con las actitudes que estos, por decirlo de algún modo, traen de sus casas. Pero para poder motivar es importante saber cómo funciona la motivación.
El siguiente esquema puede que nos ayude.





Un enfoque estratégico de la motivación nos informará de que esta depende de tres factores: el valor que el resultado tiene para nosotros, las expectativas que tenemos de lograrlo y el hábito que tenemos de lograrlo. Consecuentemente será necesario trabajar cada uno de estos puntos si pretendemos motivar a nuestros alumnos.
En primer lugar, debemos procurar que el aprendizaje que se plantee tenga un valor intrínseco. Esto supone  conectar con los intereses del alumnado de modo que el aprendizaje tenga interés de por sí para ellos.
Igualmente, debemos mejorar las expectativas que los alumnos tengan de lograr el aprendizaje. Esto guarda relación con mejorar el autoconcepto que cada uno tenga de sí mismo. Al hacerlo aumenta su autoestima y esta la motivación. Para ello debemos valorar suficientemente los progresos llevados a cabo por los alumnos, alabando aquellos que sean pertinentes. Igualmente, será útil fomentar su autonomía, ya que siempre resulta satisfactorio comprobar que somos capaces de aprender solos.
Por último, el hábito de lograr nuestros logros guarda relación con la atribución que hagamos de estos así como de nuestros fracasos. Para mejorar este punto debemos trabajar aquellos aspectos relacionados con la metacognición. Hacer a nuestros alumnos conscientes de sus procesos cognitivos y dotarlos de las herramientas necesarias para modificarlos de ser necesario, es el primer paso para que sean, cada vez más, capaces de lograr los aprendizajes a los que se enfrentan, lo cual repercutirá en su motivación iniciando de este modo un círculo virtuoso más que deseable.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Unidades fónicas y unidades morfológicas



La fonética es la ciencia que se ocupa de la producción y la recepción de todos los sonidos del habla posibles. En este sentido se diferencia de la fonología que se encarga del estudio de los sonidos propios de una lengua, lo que la Nueva gramática de la lengua española denomina: "organización lingüística de los sonidos". Los fonemas serán las unidades sustantivas de la fonología y son unidades abstractas formadas por elementos coexistentes denominados rasgos distintivos. Un sonido se convertirá en un fonema cuando cuente con un rasgo distintivo que le proporcione valor contrastivo en una determinada lengua, es decir, permita en una lengua dada diferenciar significados.
Además de los fonemas, la fonología debe tener en cuenta la prosodia, una disciplina que estudia los elementos fónicos suprasegmentales, es decir, aquellos que afectan a más de un segmento lingüístico. Tipos de estos elementos prosódicos son el acento y la entonación.

La morfología, por su parte, se encarga del estudio de las palabras, de las variantes que estas pueden llegar a presentar y del papel gramatical que cada uno de los elementos que la conforman desempeñan con respecto a otros elementos que la conforman. Esta ciencia se suele dividir en dos ramas: la morfología flexiva y la morfología léxica, que pueden ser estudiadas tanto desde una perspectiva diacrónica como sincrónica.
La morfología flexiva se ocupa de la variación en las palabras que tienen como consecuencia un cambio en el contenido gramatical de las mismas. Estos cambios tienen consecuencias en ciertas relaciones sintácticas como la concordancia y la rección. El conjunto de las variantes que una palabra puede sufrir por este tipo de cambios recibe el nombre de flexión o paradigma flexivo.
Entre estos cambios podemos considerar los cambios de número, que solo tienen valor cuantitativo en los sustantivos y pronombres, mientras que en determinantes, adjetivos y verbos tan solo está presente por exigencias de la concordancia, el género, la persona, característica propia de los pronombres personales, los posesivos y el verbo. El caso, en castellano, se conserva únicamente en los pronombres mientras que es exclusiva de los verbos la flexión de tiempo, modo y aspecto.
La morfología léxica, llamada también formación de palabras, estudia la estructura de las palabras y las pautas que permiten crear nuevas palabras y la derivación de otras ya existentes. Se suele dividir tradicionalmente en derivación y composición. En ambos casos se estudian los procesos morfológicos que se aplican a ciertas voces denominadas bases léxicas. Se diferencia de la morfología flexiva puesto que mientras en esta se constituyen palabras diferentes en la flexiva se crean variantes de una palabra.
En la derivación se forman nuevas palabras a partir de una base léxica a la que se aplica un proceso de afijación. De este modo contaremos en las palabras derivadas de una raíz y uno o más afijos. La raíz aportará el significado léxico mientras que los afijos aportan significados de diferente índole. Dentro de la derivación se pueden dar tres procesos: la sufijación, la prefijación y la paransíntesis.
Mientras la sufijación designa claramente la adición de un morfema derivativo después de la raíz, sufijo (no confundir con el término desinencia empleado para los morfemas flexivos), y la prefijación a la anteposición de un morfema derivativo, prefijo, a la raíz, el término de parasíntesis ha resultado de manera general más complejo.
La parasíntesis puede referirse así a la confluencia en la creación de una nueva palabra de procesos derivativos y compositivos, o a la aparición en ciertos verbos de afijos discontinuos del tipo a- ....-ar como en aclarar.
Un tipo de afijo medial son los denominados interfijos. Son un tipo de afijos que aparecen entre la raíz y el sufijo que pueden tener o no significado.
Por su parte la composición supondrá la unión en una misma palabra de dos raices.
Los morfemas derivativos, al contrario de lo que ocurre con los flexivos, varían la clase de la palabra a la cual se incorporan, especialmente en el caso de los procesos de sufijación. Por otro  lado, los morfemas derivativos siempre anteceden a los morfemas flexivos en la cadena y suelen aportar, aunque la RAE reconoce casos en que esto no sucede, algún tipo de significado. También es muy habitual en las palabras derivadas que hereden propiedades sintácticas propias de sus basess

Es importante reseñar que existe una evidente diferencia según la perspectiva temporal por la que optemos a la hora de acerquemos a la morfología. Si nuestro de punto de vista es diacrónico debemos conocer y respetar el étimo de las palabras y hacer análisis morfológicos consecuentes con el mismo. No obstante, un análisis sincrónico de la morfología de una palabra buscará el apoyo de las relaciones que intuitivamente establecen los hablantes, evitándose en la medida de la posible bases opacas, perdidas o no accesibles. Para ello resultará frecuente postular variantes alternantes (o alomorfos) para explicar casos como; CALOR>CALUROSO. Un caso especial de variantes alternantes en la base lo supone la existencia de un fenómeno denominado suplencia o supleción. Este consiste en la sustitución de una base por otra de igual significado y, muy habitualmente, mismo origen. Suele producirse de manera general cuando nos encontramos con una base patrimonial coexistiendo con una base culta.


La gramática y sus partes



En sentido estricto, la gramática se encarga del estudio de la estructura de las palabras, la forma en que estas se relacionan y del significado a los que estas combinaciones dan lugar. Esto supone que la gramática está formado tanto por la morfología como por la sintáxis, quedando fuere de la misma la semántica, ciencia encargada del estudio de cualquier significado lingüístico, como la pragmática, encargada de analizar el uso que los hablantes hacen de la lengua en situaciones comunicativas concretas.
En un sentido amplio, la RAE admitirá dentro de la gramática tanto la fonética como la fonología.
A cada parte de la gramática le corresponde estudiar una serie de unidades sustantivas, en cuanto fundamentales, y las relaciones que estas unidades establecen. No obstante, esto no implica que estas unidades sustantivas no se puedan analizar en unidades menores. 
La morfología tiene como unidad sustantiva menor al morfema, que se agrupa en palabras, unidad sustantiva mayor de la morfología y menor de la sintaxis. 
Las palabras pertenecerán a una determinada clase gramatical en función de sus propiedades morfológicas y sintácticas y se unirán para formar grupos sintácticos. Los grupos sintácticos pueden relacionarse entre sí dando lugar a oraciones, que relaciona un sujeto con un predicado.
Las funciones sintácticas, del tipo, por ejemplo del Complemento Directo, serán entendidas como unidades relacionales. Las relaciones sintácticas que precisamente darán lugar a este tipo de unidades se expresarán formalmente mediante la concordancia, la selección y la posición.



domingo, 16 de septiembre de 2012

Ortografía: tipos de escritura

Piedra Rosseta


Podemos definir la escritura como el sistema de comunicación humano encargado de traducir a términos visuales, mediante el uso de signos gráficos convencionales dispuestos secuencialmente, los signos vocales que se emiten de forma sucesiva al hablar.

No obstante, existe un tipo de escritura, conocida como escritura ideográfica, en la que la traducción no es la de signos vocales, sino la de ideas o conceptos. Cada uno de estos signos gráficos recibe el nombre de ideograma.
El sistema ideográfico cuenta con la ventaja de ser un sistema estable al no depender en absoluto de las posibles variaciones en el sistema fónico. No obstante, cuenta con una gran desventaja, la de necesitar un altísimo número de signos para designar todos los conceptos posibles, lo cual lo hace, al menos en una variante pura, inoperante.
El chino mandarín es una lengua de base ideográfica aunque en todas las lenguas es posible rastrear algún tipo de ideogramas, como por ejemplo los números, que representan, de modo estilizada, un concepto.

Alfabeto amárico
Otro gran grupo de tipos de escrituras está formado por aquellas que sí traducen visualmente un sonido. Dentro de este grupo podemos distinguir por un lado las escrituras silábicas, en las que cada signo se corresponde con una sílaba. Este tipo de sistemas serán los primeros en basarse en un elemento fónico y se centrarán precisamente en la sílaba por ser esta una unidad fónica intuitiva.
En la actualidad son pocas las lenguas que siguen contando con una escritura de tipo silábica. Entre ellas cabría citar al japonés, de tipo ideográfico/silábico y el amárico, lengua oficial de etiopía.
Por otro lado, podemos hablar de escrituras alfabéticas, aquellas en las que los signos gráficos representan a cada uno de los fonemas de una lengua. Estos tipos de escritura cuentan con la indudable ventaja de disponer de un número limitado y reducido de signos fáciles de recordar.

Las primeras escrituras alfabéticas surgirían a lo largo del segundo milenio antes de cristo en la zona de Próximo Oriente. Se trata de alfabetos de una serie de lenguas semíticas que solo cuentan, en la escritura, con grafemas para representar las consonantes. Uno de estos alfabetos, concretamente el alfabeto fenicio, se expandirá por toda la cuenca mediterránea durante el primer milenio antes de Cristo. Se trata de un alfabeto compuesto por veintidós signos que servirá de base para la aparición de los alfabetos griego y arameo (de este último surgirá la escritura hebrea y árabe).
Entre los siglos X y VIII antes de cristo el griego se convertirá en el primer sistema completo al incorporar al alfabeto los grafemas encargados de representar a los fonemas vocálicos. De su modelo oriental surgirá el alfabeto cirílico y el griego moderno y de su variante oriental surgirá el alfabeto etrusco, ascendiente directo del alfabeto latino.

Enlace al esquema


Adolescencia, aprendizaje y personalidad. I


El primer capítulo de esta obra, "La tarea de educar y la profesión docente", firmado por Miquel Martínez, editor de todo el volumen, desempeña una labor introductoria al conjunto del texto. 
El capítulo resulta de gran profundidad y tras plantear la situación de la educación en la actualidad expone el papel que al juicio del autor está llamado a desenvolver en la misma el profesor, la familia y el tutor.
Me gustaría destacar en primer lugar que Miquel plantea las dificultades que hoy en día supone la labor educativa. Las contradicciones que se establecen entre la realidad social y las demandas que esa misma sociedad exige a la educación como estamento son evidentes (preparación para un futuro laboral cada día más inseguro, educación en unos valores en abierta contradicción con los promovidos desde los medios de comunicación, ...), no obstante, el profesor Martínez ve en esta disonancia una oportunidad para educar a las próximas generaciones para un cambio que, a todas luces y dadas las contradicciones señaladas, se hace cada día más necesario.
Esto supone que el docente debe ser cada día más consciente de la necesidad de llevar a cabo cambios en su labor profesional (si hacemos las mismas cosas obtendremos los mismos resultados). En este sentido, no resulta ya suficiente con solamente instruir, es necesario educar, y este cambio, añado yo, no debe quedarse en un mero cambio de palabras, vacío de contenido.
Apunta Miquel Martínez que ya no basta con dominar la materia, la pedagogía y tener buena voluntad y predisposición. Desde luego, estos elementos son imprescindibles en todo docente, pero los cambios cada día más vertiginosos a los que se enfrenta la sociedad hace imprescindible otros. A estas cualidades se deben unir otras como el trabajo colaborativo dentro del centro (recordemos en este sentido las propuestas de Steve Jhonson recordadas en otro post), la acción tutorial y el trabajo con las familias.
No debemos olvidar que el trabajo de ciertas competencias, especialmente las relacionadas con la autorregulación, el autocontrol o el cultivo del esfuerzo y la superación, deben ser desarrolladas principalmente en el ámbito familiar. Ciertamente la escuela puede y debe trabajarlas, pero desde la escuela no es posible trabajarlas de manera individual. Sin embargo tampoco debemos obviar que las actuales circunstancias complican la labor educativa de la familia. El tutor debe estar atento a este hecho y procurar solventar las posibles deficiencias con las que el alumno pueda encontrarse en este punto. No se trata, entiendo yo, tanto de sustituir la labor de la familia como de establecer mecanismos adecuados que le permita a la familia solventar aquellas dificultades que le impidan proporcionar a sus miembros en edad escolar la educación que necesitan. Lo que personalmente me parece más interesante de lo expuesto por Martínez es que esta ayuda se debe llevar a cabo desde el respeto, la comprensión y el diálogo, haciendo a las familias conscientes de la importancia de su trabajo y de las potencialidades que, precisamente como familia, poseen.
De este modo, la labor del tutor se muestra más importante que nunca y supone nuevos retos. El tutor debe acompañar los procesos de aprendizaje de sus tutorandos, tanto en su desarrollo como en la construcción de cada uno de ellos en su singularidad y también como miembro del grupo. Igualmente debe conformar espacios de aprendizaje y convivencia óptimos al tiempo que, como hemos señalado, debe conocer y considerar las posibilidades y límites de cada familia con la finalizar de ayudarla y completarla.
Por otra parte el tutor requiere altas dosis de atención, dotes comunicativas y un alto grado de disposición. Debemos recordar que ser tutor es una tarea altamente compleja y polifacética, incluyendo entre sus funciones la de desarrollar en los alumnos valores positivos que desemboquen en un comportamiento ético.
Pero no se quedan aquí las ideas interesantes de Miquel Martínez. Apelando como no podría ser de otro modo a la realidad proteica y cambiante, el profesor llama la atención sobre la necesidad de una modificación en las actitudes y modo de trabajo de los docentes. El profesor debe fijarse tanto en lo que enseña como en el modo en que lo hace, estableciendo estrategias que le permitan garantizar que ese aprendizaje se ha llevado a cabo y cómo ha de evaluarlo. De igual modo el docente debe acostumbrarse a trabajar en equipo y a integrar la evaluación como un instrumento válido para la reflexión sobre la práctica profesional y como instrumento de mejora. 
Para finalizar con este capítulo resulta interesante como Martínez concreta aquello de que el profesor debe convertirse en un guía y no en un mero instructor. Para Miquel el docente debe convertirse en un promotor de condiciones de aprendizaje y entornos de convivencia adecuados. Además, debería ser competente en la labor de educar en valores, competente en habilidades sociales y contar con conocimientos sobre la construcción de su disciplina, la lógica interna de la misma, la lógica de su aprendizaje, su lenguaje y ser capaz de seleccionar aquellos contenidos más importantes con rigor y perspectiva estratégica. Todo ello sin olvidarse de incorporar a su trabajo la cultura de la evaluación.

El segundo capítulo de este libro, "Pasado y presente de la adolescencia. Cómo son" es en realidad un artículo de Carles Feixa Pámpols publicado originalmente en Neurosciencie & Biobehavioral Rewiews, 35. En él se repasa desde una perspectiva antropológica la evolución del concepto de adolescencia en diferentes culturas y a lo largo de la historia. Esta perspectiva supone, de entrada, que la adolescencia es más una construcción cultural, con evidente base biológica, que una etapa evolutiva natural, común y fija a todas las sociedades y épocas. De hecho, el concepto de adolescencia, tal y como hoy lo conocemos, no surgirá hasta 1904 de la mano de Stanley G. Hall. Es en la magna obra de este autor titulada Adolescense, donde se establecen por primera vez como características de este periodo de la evolución personal la crisis y la generalización de los conflictos.
Parece claro que es la sociedad la que determina una serie de valores para esta etapa de evolución humana. Feixa distingue cinco grupos de culturas que establecen valores más o menos homogéneos para la adolescencia.
En las sociedades primitivas resultaría más correcto hablar de puber. En este tipo de culturas esta etapa de la evolución humana pretende establecer las bases que aseguren la perpetuación de la especie. Los hombres se encargarán de proporcionar la seguridad y los recursos necesarios mientras las mujeres la reproducción. Por ello esta etapa se convertirá en una preparación para la vida adulta y tendrá lugar cuando la maduración de los miembros jóvenes de esta sociedad sea suficiente como para garantizar el correcto desenvolvimiento de aquellas funciones que se le suponen.
En los estados antiguos el progreso cultural posibilita que parte de los esfuerzos de la sociedad puedan dedicarse a la formación de los más jóvenes. Estos se convierten entonces en efebos.
Durante la Edad Media la situación socio-cultural determinará, de hecho, la desaparición de la juventud. Los mozos caminan y comparten su vida con adultos, integrándose desde una edad muy temprana en la vida de estos.
Con las sociedades industriales modernas surgirán los teenager. La mejora de las condiciones económicas permitirá de nuevo la formación de los jóvenes surgiendo la educación obligatoria, antecedente inmediato de la actual educación secundaria. También como resultado de la liberación del trabajo, las familias ejercerán mayor control sobre los jóvenes. Por otro lado, la implantación del servicio militar obligatorio habilitó un espacio y un tiempo de convivencia que reforzaría por primera vez el concepto de generación y de pertenencia.
Con el postindustrialismo llegaremos al concepto de joven. De hecho, tal y como hemos apuntado, es en los primeros años del siglo XX cuando se reconocerá y democratizará el concepto de adolescencia a varios niveles: educativo, psicológico e incluso judicial. Durante la segunda mitad de este siglo esta etapa de la evolución humana ganará protagonismo participando activamente en la sociedad consumo.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Guilherme de Santa-Rita


Este señor es Guilherme de Santa-Rita, un pintor portugués de limitado talento pero potente personalidad según señala Ángel Crespo en La vida plural de Fernando Pessoa. Colaborador de la revista Orpheu, se convertirá en profeta del futurismo en Portugal al dirigir y financiar la revista Portugal Futurista en 1917. Sin embargo, y pese a los esfuerzos de Santa-Rita, el futurismo no llegará a cuajar en tierras lusas. La incautación de la revista.por la policía pocos meses después de su presentación en público, la muerte del propio Santa-Rita en 1918 (una buena muestra de su personalidad será la pregunta que le espetará a su médico ya agonizante: "¿No será fiebre africana, doctor?", cuando no había estado nunca en África) y la situación política que experimentaría el país (intervención en la Primera Guerra Mundial, dictadura de Sidónio Pais, su posterior asesinato y el gobierno de Sá Cardoso) crearon un clima poco propicio para que el retoño vanguardista llegase a germinar con fuerza.
La cuestión, es que ahora mismo estoy escribiendo sobre el pobre Guilherme porque en su Portugal Futurista Álvaro Campos tendría a bien publicar su poema Ultimatum, obra de gran calidad poética y marcado carácter agitador que cuenta entre sus versos algunos de trepidante actualidad como estos tan estupendos:

"Deixem-me respirar!
Abram todas as janelas !
Abram mais janelas do que todas as janelas que há no mundo!"



Pero hoy he aprendido otras cosas. Por ejemplo he aprendido que el panorama literario portugués de la segunda década del siglo XX estuvo marcado por la aparición de cuatro revistas, sin duda muy diferentes pero complementarias pues, sin la presencia de cada una de ellas resulta difícil justificar su aparición de las otras.
La primera de estas revistas sería la citada Orpheu. Su propósito declarado fue el de poner en hora, hora europea se entiende, el atrasado reloj literario y artístico portugués. Esta pretensión, sin embargo, se quedó en una mera intención. Tal y como señala Ángel Crespo en la obra arriba apuntada, un repaso por la nómina de colaboradores y los textos publicados nos obligaría a concluir que la revista resultaba, a fin de cuentas, bastante conservadora. Explicar el escándalo que acompañó a esta publicación ya es harina de otro costal y parece guardar relación con la incapacidad del periodismo luso del momento para asumir los cambios culturales provenientes del exterior.
Como reacción conservadora al escándalo órfico surgirán Exilio y Centauro, publicaciones en las que sí tendrían cabida algunos de los colaboradores de Orpheu, como Pessoa, pero que dejará fuera a los colaboradores de aquella más radicales como Campos, Almada Negreiros y el propio Santa-Rita.
De este modo, Portugal Futurista surge como una reacción a la reacción conservadora, pero también pretende crear un hábitat propicio para los excluidos.