Por último, el narrador es el encargado de establecer una serie de
relaciones entre el tiempo y el transcurrir de los acontecimientos en
el relato.
Si atendemos a las relaciones de orden comprobamos que no siempre el
desarrollo del tiempo en el discurso se corresponde con el orden
lógico del transcurrir del tiempo en la historia. Se producirán de
este modo las denominadas anacronías que rompen con la continuidad
lineal del tiempo. Cuando esta ruptura supone un salto hacia el
pasado hablamos de analepsis. Si, al contrario, la alteración
temporal supone un salto hacia el futuro nos encontraremos ante una
prolepsis.
Otro modo de ver las relaciones entre el tiempo del discurso y el de
la historia es atender a la frecuencia con la que se produce un
determinado hecho. De este modo contaremos con las siguiente
posibilidades:
- Relato figurativo: lo que ocurre una vez se narra en una ocasión.
- Relato anafórico: se narra “n” veces lo que ocurre “n” ocasiones.
- Relato repetitivo: se narra “n” veces lo que ocurre en una ocasión.
- Relato silepsis: se narra una vez lo que ocurre “n” ocasiones.
Por último, es necesario atender a la diferencia que se establece
entre el tiempo de la historia y el tiempo del discurso. Estos
fenómenos, ya sea por ampliación o reducción, reciben el nombre de
anisocronías. Veamos las más habituales.
- Sumario o resumen: un periodo de tiempo relativamente largo se resumen en unos pocos párrafos.
- Escena: supone el ajuste entre el tiempo de la historia y el del relato.
- Elipsis: un fragmento de la historia no se refiere en el discurso.
- Pausa descriptiva: el tiempo del discurso es superior al tiempo de la historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario