Como resulta evidente en la producción teatral de Lope encontraremos
desarrollados plenamente los rasgos característicos de la llamada
comedia nueva. No obstante, es posible identificar una serie de
rasgos que parecen resultar, si no privativos, más habituales en sus
obras que en las de sus contemporáneos. Así, en las obras del
dramaturgo madrileño es dado identificar un especial gusto por la
temática nacional al tiempo que nos encontramos con personajes
dotados de una menor complejidad psicológica que la que
identificamos en los personajes de sus coetáneos.
En cuanto a la clasificación de la producción teatral de este
autor debemos advertir, en primer lugar, que esta resulta
especialmente compleja. El motivo de esta complejidad radica en la
enorme prolejidad del que Cervantes denominara “mounstruo de la
naturaleza”. El mismo Lope declara haber escrito más de 1500
comedias y, aunque la cifra pudiera resultar exagerada, pasan de 317
aquellas que se han demostrado salidas de su pluma. Sumemos a esto
que se le atribuyen muchas más sin que su autoría haya podido ser
demostrada hasta la fecha.
No obstante, José Arellano Ayuso
en Historia de la
Literatura Española II, obra
dirigida por Jesús Meléndez Pidal, plantea una posible
clasificación de la producción de este autor. Sírvanos esta
clasificación a modo de guía para repasar someramente la obra de
Lope de Vega.
Tragedias
Incluye Ayuso entre las tragedias
obras como Peribañez y
el Comendador de Ocaña, El caballero de Olmedo, Fuenteovejuna o
El mejora alcalde, el
rey.
Todas
estas obras responderán a un esquema argumental semejante:
Un plebeyo mantiene una relación amorosa con una mujer de su misma
clase social y población. Por circunstancias, un representantes de
la clase detentadora del poder se encapricha de la muchacha y la
requiere hasta que, por cauces no amistosos, alcanza los favores de
la misma. Llegados a este punto el honor del plebeyo, de su padre o
hermano se ha visto seriamente agraviado lo cual lo obliga a procurar
satisfacer dicho agravio. Solo la muerte del ofensor puede limpiar la
mancha infligida a la honra. Así, ya sea por su mano, por la del
pueblo o por la del rey, el noble será ajusticiado al final de la
obra restituyéndose de este modo la paz social.
Así, dos son fundamentalmente las fuerzas motoras que funcionan en
este tipo de obras. Por un lado la honra, elemento central que
determina la justicia poética. Por otro lado el amor, elemento
perturbador o fuerza salvificadora según quién lo experimente.
Una obra especialmente relevante
dentro de este conjunto es El
caballero de Olmedo. Escrita
entre 1620 y 1621 fue considerada por Lope como una tragicomedia ya
que aúna elementos cómicos y un estilo elevado. Para Ayuso
ejemplifica magistralmente este tipo de obras mientras que Francisco
Rico en su edición de la obra considera que se articula en torno a
cuatro elementos básicos: la muerte, el amor, el destino y la
ironía.
Comedias serias
Un segundo grupo de obras estaría
formado por un conjunto de obras teatrales que tratan de un modo no
cómico una temática variada pero de marcado carácter histórico.
Así, encontramos dentro de este grupo composiciones de temática
hageográfica, heróica, morisca o de temática puramente histórica,
ya sean asuntos extranjeros, de la Antigüedad Clásica o nacionales
más o menos contemporáneos como en Don
Juan de Austria en Flandes o
Arauco domado.
Como
muestra del teatro de tema heroico podemos mencionar El
bastardo Mudarra y los Siete Infantes de Lara, obra
que refiere
la traición sufrida por los Infantes y la posterior venganza de
Mudarra. Entre las fuentes utilizadas para la confección de esta
comedia destacará el material extraído de los romances así como el
tomado de la Crónica
General.
Por
su parte, dentro de las obras de ambientación morisca podemos citar
El remedio de la
desdicha, obra en la que
Lope dramatizará los amores entre el moro Abindarraez y la hermosa
Jarifa. La obra presenta evidentes deudas tanto con La
Diana de Jorge de
Montemayor como con las diferentes versiones de la novela morisca El
Abencerraje.
Obras dramáticas cómicas
Entrarían en este grupo todas aquellas obras que buscaban
abiertamente la comicidad sin renunciar, claro está, a cierto
conflicto argumental. Con un final invariablemente feliz resulta
tradicional subdividir estas composiciones en distintos subcategorías
según, primordialmente, su ambientación.
Así tendríamos las denominadas
comedias palatinas. Son obras que, como El
perro del hortelano, se
desarrollan en espacios interiores, el de los palacios a los cuales
deben su nombre, y que suelen estar protagonizados por miembros de
la nobleza. Su localización suele ser relativamente exótica y
cuentan con una trama enmarañada que recuerda claramente a la de las
comedias de capa y espada.
Por su parte las llamadas comedias
de capa y espada cuentan con una trama enmarañada que por lo general
dificultan el feliz desenlace de un proceso amoroso. No obstante, el
amor acaba triunfando en este tipo de obras pese a los múltiples
obstáculo que debe superar. Se trata de obras de carácter
costumbrista ambientadas en un tiempo y en unos lugares cercanos al
público que acudía a su representación. Entre las obras de este
tipo podemos incluir Santiago
el verde o Las
bizarrías de Belisa.
Tradicionalmente
solían inscribirse en este grupo a algunas obras como El
acero de Madrid o La
discreta enamorada. Sin
embargo tanto Arellano como Pedraza y Rodríguez las consideran obras
de transición propias de la primera etapa creativa del dramaturgo.
Según estos autores en estas obras Lope tratará de amoldar la
comedia grecolatina a la estructura de la comedia nueva tomando de la
primera el tono desenfadado y por momentos grotesco que las
caracteriza.
Otras comedias
Indudablemente, con este breve
repaso no logramos más que ofrecer un pequeño boceto de la compleja
producción del más destacado de nuestros dramaturgos. Además de
las obras vistas deberemos añadir composiciones de tema bíblico
como El robo de Dina
u obras de tema mitológico como El
vellocino de oro.
De
igual modo, contaríamos con dos destacadas obras cuya adscripción a
un determinado grupo resulta compleja: La
dama boba y El
villano en su rincón. Para
Arellano Ayuso, Historia
del teatro español en el siglo XVII, son
obras que discurren en el plano de lo filosófico si bien la primera
tiende más claramente hacia la temática amorosa de talante cómico
mientras la segunda mantiene un tono político-emblemático.
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