Una
condición inherente a todo texto literario es el de imitación,
concepto recogido tanto por Platón en su República como
por Aristóteles en su Poética. Para
estos autores la mímesis sería la relación de base imitativa que
toda expresión artística guarda con la realidad y se
encontraría en la base del placer estético. Así, la tragedia
pretenderá reflejar directamente los sucesos mientras la epopeya se
encargaría de contar los sucesos.
No
obstante, según Aristóteles, en la obra literaria funcionará un
principio ordenador distinto al que funciona en la realidad tangible.
Este principio ordenador sería la fábula, que aplicará a la
realidad imitable los principios de embellecimiento y verosimilitud.
Estos principios, codificados en la poética, funcionan como un tamiz empleado por el poeta para depurar la realidad generando una realidad
embellecida.
Por
lo que se refiere a la narrativa, el concepto de fábula ha resultado
especialmente productivo dando lugar a la dicotomía historia versus
discurso. Así, en la obra narrativa, la historia estará constituido por el conjunto
de acontecimientos que, vinculados entre sí por principios
cronológicos y causales, se refieren en un texto narrativo, es
decir, sería el transcurrir de los hechos tal y como se producen en
la realidad.
La
historia, tal y como hemos visto, se organizará de acuerdo a una
lógica narrativa con el propósito de crear una realidad
embellecida. Esta nueva organización a cargo del alquimista poeta
recibe el nombre de discurso o, en otras propuestas terminológicas
como la planteada por Tomachewski, trama.
De
este modo, el estudio detallado del texto narrativo pasará por el
análisis de aquellos elementos que configuran tanto la historia como
el discurso narrativo. Igualmente, para que este acercamiento a la
naturaleza de la narración resulte completa debemos tener en cuenta
los diferentes subgéneros narrativos que cuentan con mayor
predicamento en la actualidad.
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