En lo literario, Galdós se muestra como una personalidad tremendamente fecunda y ambiciosa. Entre sus pretensiones estaba la de renovar plenamente el panorama de la novela española. Se trata, igualmente, de un escritor precoz, ya que comienza a escribir antes de que lo hagan otros novelistas contemporáneos y mayores que él como Alarcón, Pereda o Valera.
Comenzará su andadura literaria, si obviamos los textos juveniles, en el teatro. Sin embargo, el fracaso de algunas obras que no llegarán a ser estrenadas, hace que centre sus esfuerzos en el campo de la novela. Desde La Sombra, escrita en 1866, hasta la última de sus novelas, La razón de la sinrazón, de 1915, Galdós escribirá, sin tener en consideración los Episodios Nacionales, más de treinta novelas. Por su parte, los mencionados Episodios, ocuparán la práctica totalidad de su vida creativa. A ellos dedicará Galdós los años que transcurren entre la publicación de Trafalgar en 1872 hasta la de Cánovas en 1912.
Desde 1892 regresará Galdós al teatro, actividad que le reportará en esta segunda etapa no pocas alegrías y que ya no abandonará hasta su muerte (la última de sus obras, Antón Caballero, quedará inconclusa).
Por lo que respecta a su labor como periodista, don Benito no la abandonará desde que comienza su colaboración con La Nación en 1865 hasta fechas cercanas a su muerte.
Algunas características básicas de la narrativa galdosiana
Unos de los principios básicos que determinarán la creación literaria de Benito Pérez Galdós está relacionado con el papel jugado por el folletín en el desarrollo y evolución de la novela realista. Galdós, pese a ser un ávido consumidor de este tipo de relatos en su adolescencia, dejó constancia en múltiples ocasiones de la falta de estimación que siente por este género, lo cual, como indica Ynduráin (Galdós entre la novela y el folletín), no le impedirá sufrir el leve contagio de algunos de sus recursos, al menos en las obras de su etapa inicial y en las dos primeras series de los Episodios Nacionales. Galdós tomará de estas obras la utilización de tipos esquemáticos, de ciertas situaciones y la aplicación a la novela del tono y del estilo que caracteriza al folletín.
Por otro lado, don Benito cree que la labor del novelista es la de reconstruir toda la sociedad en el texto literario. No obstante, el escritor canario centrará su atención en la clase burguesa madrileña, de la cual forma parte. Especial interés mostrará por intentar reflejar la vida de los sectores sociales relacionados con la burocracia, una clase media que se caracteriza por vivir más hacia fuera, hacia el mundo de las apariencias, que hacia dentro, coherente con las propias circunstancias personales con las que le toca capear. Galdós, así, desnudará ante el lector ese mundo interior, caracterizado por los contrastes derivados de cierta hipocresía social que conduce a sus protagonistas a aparentar lo que no son y nunca podrán ser. La crítica satírica del "quiero y no puedo" se convertirá de este modo en uno de los leitmotiv recurrentes de la narrativa galdosiana, llevándole, en no pocas ocasiones, a acercarse a tipos y ambientes ajenos al mundo burgués, pero que se encuentran directamente relacionados con esta especie de "mal pasar" disimulado del que estamos hablando. Entran así en las novelas de don Benito el paisaje y el paisanaje del Madrid humilde, que si bien es cierto que en pocas ocasiones desempeñan un lugar central en sus textos, si que funcionan como conveniente contrapunto (el ejemplo más evidente puede que sea Misericordia) a ese animal herido que es la clase media venido a menos.
Ejerce de este modo Galdós una crítica de la sociedad contemporánea, pero una crítica que Oleza (La novela española del XIX: del parto a la crisis de una ideología) considera en todo caso constructiva y sincera. Se trata de hacer evidentes los problemas nacionales para, desde esa identificación, colaborar a la mejora de las condiciones de vida de la sociedad en su conjunto. Se sitúa de este modo la obra de don Benito en la órbita de la ideología del liberalismo individualista tan propia de la época y con la cual simpatizó el autor.
Etapas de la narrativa galdosiana
En el siguiente apartado recogeré dos clasificaciones distintas de la narrativa galdosiana. La primera de ellas responde, en su mayor parte, a la propuesta por Gustavo Correa, la segunda, más tradicional, sigue la propuesta por Pedraza y Rodŕiguez Cáceres (Manual de Literatura Española: Época del Realismo).
Gustavo Correa
Pedraza y Rodríguez Cáceres
Ejerce de este modo Galdós una crítica de la sociedad contemporánea, pero una crítica que Oleza (La novela española del XIX: del parto a la crisis de una ideología) considera en todo caso constructiva y sincera. Se trata de hacer evidentes los problemas nacionales para, desde esa identificación, colaborar a la mejora de las condiciones de vida de la sociedad en su conjunto. Se sitúa de este modo la obra de don Benito en la órbita de la ideología del liberalismo individualista tan propia de la época y con la cual simpatizó el autor.
Etapas de la narrativa galdosiana
En el siguiente apartado recogeré dos clasificaciones distintas de la narrativa galdosiana. La primera de ellas responde, en su mayor parte, a la propuesta por Gustavo Correa, la segunda, más tradicional, sigue la propuesta por Pedraza y Rodŕiguez Cáceres (Manual de Literatura Española: Época del Realismo).
Gustavo Correa
- Novelas de la primera época.
- Periodo histórico (1867-1874). Durante esta etapa Galdós se sumerge en la historia para encontrar los antecedentes de la situación contemporánea. La Sombra, La Fontana de oro.
- Periodo abstracto (1876-1878). Se ocupa de investigar las deformaciones ideológicas de la sociedad española y su influencia en la vida familiar. Se trata de novelas de tesis que proporcionan una visión esquemática de los personajes. Especial importancia del problema religioso. Doña Perfecta, Gloria.
- Periodo naturalista (1881-1885). Es el momento de máximo esplendor de la narrativa galdosiana. Su novela se ve levemente influida por las teorías naturalistas. Los escenarios rurales son sustituidos por las calles madrileñas por las que camperán a sus anchas los representantes de la burguesía. La desheredada, El amigo Manso, Tormento.
- Periodo de interiorización de la realidad (1886-1892). Fortunata y Jacinta será la obra de transición de este periodo. En él Galdós se internará en la conciencia de los personajes, interiorizando el concepto de realidad. Fortunata y Jacinta, Miau, Ángel Guerra.
- Periodo espiritualista (1892-1905). Estrechamente relacionada con la anterior aporta una visión de la realidad eminentemente espiritual. La individualidad se verá vigorizada mediante el ascetismo y el renunciamiento. Se producirá al mismo tiempo una revalorización del mundo moral y religioso. Nazarín, Misericordia.
- Periodo simbólico (1905-1915). Romperá con las limitaciones de la realidad para centrarse en el universo de la alegoría. El caballero encantado, La razón de la sinrazón.
Pedraza y Rodríguez Cáceres
- Primeras novelas (1865-1881).
- Novelas contemporáneas
- Primera etapa (1881-1888). Obras más cercanas a la realidad observable y verificable. La desheredada, El amigo Manso, Tormento, Fortunanta y Jacinta, Miau.
- Segunda etapa (1889-1909). Mayor interés por los fenómenos psicológicos de signo espiritualista. Se hace evidente la influencia de las corrientes religioso-filosóficas de finales de siglo. La incógnita, Misericordia, Nazarín.
- Novelas finales. (1909-1915). El caballero encantado, La razón de la sinrazón.
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