Definición
El término ortografía proviene del griego ὀρθογραφία, que venía a significar algo así como 'recta escritura'. Actualmente se emplea para designar al conjunto de normas que determina cómo y cuándo se deben emplear cada uno de los signos convencionales utilizados para representar de manera gráfica el lenguaje.
Al tratarse de un sistema convencional es posible realizar cambios que afecten a estas normas. Igualmente, constituye un sistema estructurado en distintos subsistemas y es de carácter normativo, por lo cual establecerá un conjunto de reglas que pueden ser de carácter general, que abarcarán a todo el ámbito de la escritura, o reglas particulares, que afectan al modo de escribir una palabra concreta. Este último tipo de reglas no suelen recogerse en los manuales ortográficos sino que aparecen de manera implícita en los diccionarios. No obstante, la ortografía ha buscado constantes que permitieran evitar las dudas en la construcción de aquellas palabras que presentan especiales dificultades. Esta búsqueda ha dado lugar a que en los manuales se expliciten una serie de notas orientadoras que no son propiamente reglas sino generalizaciones de tipo inductivo.
Desde otro punto de vista la ortografía puede ser entendida como una disciplina de la lingüística aplicada que se ocupa de describir y explicar cuáles son los elementos constitutivos de la escritura de una lengua y las convenciones normativas de su uso en cada caso, así como los criterios y principios que guían tanto la fijación de sus reglas como su modificación. Así entendida la ortografía establece relaciones con otras disciplinas como la paleografía, la caligrafía, la tipografía (la ortotipografía establecerá las normas y usos de la escritura tipográfica) y la ortología, que se encarga de establecer las normas que regulan la pronunciación culta de la lengua.
Los primeros tratados ortográficos no aparecerán en las lenguas modernas hasta el Renacimiento, si bien la consolidación de una ortografía normativa que normalice los usos escritos de la lengua no se conseguirá hasta que las normas planteadas por esta ciencia se vean sancionadas por instituciones dotadas de la suficiente autoridad. Entre estas cabría citar a la Accademia della Crusca (1583) en Italia, la Académie Française (1653) en Francia o la Real Academia Española (1713) en España.
Ideales ortográficos
Todo manual ortográfico debe aspirar a una serie de ideales, aunque el cumplimiento de los mismos es sumamente difícil y se satisfacen en muy raras ocasiones.
- Principio de coherencia. Se supone que las normas ortográficas no deben dar lugar a contradicciones internas. Sin embargo, no resulta extraño que por razones históricas algunas palabras incumplan ciertas normas.
- Principio de exhaustividad. Las normas ortográficas deben abarcar todos los supuestos.
- Principio de adecuación. El sistema de convenciones que implica la ortografía debe ser el más adecuado en cada momento para reflejar gráficamente el sistema lingüístico que pretende representar.
- Principio de economía. Su mayor expresión sería la correspondencia biunívoca entre las unidades del plano fónico y las unidades de la lengua escrita.
- Claridad y sencillez en la exposición de las normas.
Funciones de la ortografía
La ortografía no debe contemplarse como un conjunto de normas que solamente pretenden complicar nuestras vidas o las de nuestros hijos. Su papel resulta mucho más importante del que podríamos suponer a primera vista.
La ortografía, al establecer un código común para la representación gráfica, garantiza y facilita la comunicación escrita entre los usuarios de una lengua. En este sentido resulta imposible separar el aprendizaje ortográfico de la adquisición de las destrezas básicas de la lectura y la escritura, habilidades que en el mundo de hoy resultan imprescindibles para el desarrollo completo del ciudadano. Esto hace que su presencia en los currículos escolares se encuentre más que justificada.
Por otro lado, en las lenguas de escritura alfabética, la ortografía constituye un importante elemento cohesionador al imponer una representación gráfica uniforme. Al mismo tiempo este carácter unificador ayuda a construir un sentimiento de pertenencia a una comunidad lingüística y a una entidad cultural.
Por último, la fuerza ejercida por la ortografía en los usuarios cultos de la lengua contribuye a evitar una evolución descontrolada de la misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario