Origen de la ortografía del español
El español cuenta con una escritura alfabética que se escribe de derecha a izquierda en caracteres latinos. Los primeros rudimentos ortográficos en esta lengua surgen de la práctica misma de la escritura. Se trata de un proceso lento que sin ruptura hace que la lengua evolucione desde el latín hasta el romance. En el sistema al que este proceso dará origen tiene una enorme importancia el componente fonológico, que de manera general supone la existencia de un grafema o una combinación de grafemas para representar de manera unívoca un solo fonema y a la inversa. Esto es así porque el sistema fonológico del castellano es muy cercano al latino y también porque a lo largo de la historia se han llevado a cabo diferentes reformas ortográficas de tendencia simplificadora.
El alfabeto castellano proviene en su inmensa mayoría del alfabeto latino. No obstante, resulta conveniente analizar pormenorizadamente el origen de todos los fonemas y sus correspondientes grafemas:
- Las cinco vocales provienen de las cinco vocales latinas, si bien es cierto que se perdió el rasgo distintivo de cantidad que sería sustituido por el acento prosódico. Para la representación de estos cinco fonemas se emplearon los grafemas existentes en latín: a, e, i, o y u.
- La mayoría de los sonidos consonánticos fueron heredados igualmente del latín, así como los grafemas empleados en su transcripción. En un primer momento ocurre esto con los sonidos /b/, /p/, /d/, /t/, /g/, /k/, /f/, /s/, /m/, /n/, /r/ y /l/; que serían representados por los grafemas b, v, d, t, g, c, k, f, s, m, n, r y l. La letra h ya en latín perdería su carga fonológica y se incorporará al castellano, tras un periodo de dudas, como una letra muda. La letra x también existía en latín con el valor de /k+s/ y así pasaría al castellano. La z e y también estaban presentes en el alfabeto latino para poder transcribir términos de origen griego.
- Existen al mismo tiempo una serie de fonemas que se incorporan al idioma durante su nacimiento.
- Por un lado estarían el orden de la palatales: /ñ/, /y/, /ch/ y /ll/ y la vibrante múltiple /rr/. En ambos casos se suele recurrir para su representación a la combinación de grafemas (ch, ll, rr, ñ).
- El caso de los fonemas fricativos resulta algo más complejo. En un principio existían tres grupos de fonemas fricativos, ambos con variantes sordas y sonoras, que se simplificaría en la edad media dando lugar a los fonemas /z/ y /j/, que serán representados mediante la z y un nuevo grafema: la j.
Evolución de la ortografía del español
En los primeros tiempos del romance se da un alto porcentaje de variabilidad en las grafías. Esta variabilidad resulta inherente a la escritura medieval ya que la lengua en sí se encontraba en pleno proceso de creación.
Alfonso X (1252-1284) jugará un papel destacado en la consolidación del idioma. Él impondrá unas determinadas variantes ortográficas, lo que dará origen a la conocida como norma alfonsí.
José Antonio Pascual nos habla en Ser Historia sobre esta norma:
Otro hito fundamental en la historia de la regularización gráfica del idioma lo supondrá la implantación de la imprenta en la Península Ibérica durante el siglo XVI. Previamente, en el año 1492, nace la ortografía española como ciencia al aparecer de la mano de Antonio Nebrija la Gramática castellana. El primer apartado de este manual, siguiendo los preceptos de las gramáticas clásicas, se ocupa del aspecto ortográfico de la lengua. El propio Nebrija, en 1517, creará el primer tratado que se ocupa específicamente de la ortografía. Esta obra tendrá un marcado carácter ortológico y llevará por título Reglas de ortographia en la lengua castellana.
A lo largo de los siglos XVI y XVII aparecerán gran número de tratados ortográficos que se dividirán entre aquellos que dotan de un peso específico a la etimología en la configuración de las normas y los que buscan una adecuación entre la pronunciación y la grafía del idioma. Debemos ser conscientes de que durante los llamados Siglos de Oro no existía una institución que sancionara con su autoridad una determinada norma. Esto supuso que la norma ortográfica quedara a merced de los criterios personales de los autores.
Esta situación comenzaría a cambiar con la fundación en 1713 de la Real Academia Española. Ya entre 1626 y 1639 se había confeccionado el Diccionario de autoridades, obra que requirió una reflexión profunda y seria sobre los aspectos ortográficos de la lengua, la cual sería recogida en los preliminares de la obra.
Por fin, en 1741 aparecerá la primera ortografía académica, que contaría con una nueva versión en 1815, en la cual, al menos en sus principales características, la norma ortográfica quedaría fijada tal y como hoy la entendemos.
José Antonio Pascual nos habla en Ser Historia sobre esta norma:
A lo largo de los siglos XVI y XVII aparecerán gran número de tratados ortográficos que se dividirán entre aquellos que dotan de un peso específico a la etimología en la configuración de las normas y los que buscan una adecuación entre la pronunciación y la grafía del idioma. Debemos ser conscientes de que durante los llamados Siglos de Oro no existía una institución que sancionara con su autoridad una determinada norma. Esto supuso que la norma ortográfica quedara a merced de los criterios personales de los autores.
Esta situación comenzaría a cambiar con la fundación en 1713 de la Real Academia Española. Ya entre 1626 y 1639 se había confeccionado el Diccionario de autoridades, obra que requirió una reflexión profunda y seria sobre los aspectos ortográficos de la lengua, la cual sería recogida en los preliminares de la obra.
Por fin, en 1741 aparecerá la primera ortografía académica, que contaría con una nueva versión en 1815, en la cual, al menos en sus principales características, la norma ortográfica quedaría fijada tal y como hoy la entendemos.
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