Los constituyentes del sistema ortográfico español
El sistema ortográfico del español está compuesto por un abecedario que cuenta con veintisiete letras que cuentan con una doble representación, en mayúscula y en minúscula. Cuenta igualmente con dos signos diacríticos supraescritos que se colocan sobre grafemas vocálicos para informar de algún rasgo característico: la tilde, que informa sobre el acento prosódico y la diéresis ("), que se coloca encima de la vocal u cuando la antecede una g y la vocal cuenta con valor fónico (cigüeña).
Existe también un número limitado de signos de puntuación con valor demarcativo y un grupo abierto de signos auxiliares (guión, barra, llave...) con diferente valor y función.
También formarán parte del sistema ortográfico una serie de fórmulas que sirven para representar de manera abreviada determinadas expresiones lingüísticas. Los números, tanto en la serie arábiga como romana y el espacio en blanco entrarán de igual modo en la nómina de los componentes ortográficos de nuestro idioma.
Grafemas del español
Denominamos grafemas a las unidades mínimas con propiedades distintivas del plano de la escritura. Debemos tener en cuenta que en ciertas ocasiones la capacidad distintiva de estos elementos se neutraliza, dando lugar a que un signo lingüístico pueda aparecer escrito de más de una forma sin que por ello se altere la pronunciación del mismo. En su mayoría se trata de representaciones gráficas que han sido sancionadas por el uso (alelí/alhelí). Una peculiaridad de los grafemas es que tienen carácter secuencial, es decir, aparecen en la escritura uno después de otro. Esto hace que no se consideren grafemas los signos ortográficos diacríticos.
De manera general se acepta el término grafema como un sinónimo de letra, asumiendo que solo pueden considerarse letras los signos gráficos simples, es decir, los constituidos por un solo grafema. Esto supone que quedarán fuera del grupo de las letras las agrupaciones de grafemas que representan un solo fonema (digrafos). Aplicar esta distinción de manera coherente hace que se excluyan del inventario de letras tanto el digrafo ch como el digrafo ll. De no actuar de este modo se deberían aceptar como letras una serie de digrafos que tradicionalmente no han tenido cabida entre las mismas, como son el digrafo rr, el digrafo qu o y el digrafo gu. Igualmente, el concepto de letra aquí manejado, nos permite incluir entre las mismas a la h, letra que no representa ningún fonema. Además, al no vincular el concepto de letra con el de fonema, podemos aceptar que la x, pese a representar a dos fonemas, sea considera como una letra.
La serie ordenada de letras que se utiliza en una lengua para su representación escrita recibe el nombre de alfabeto o abecedario. El alfabeto español tiene por lo tanto veintisiete letras. Además contamos con cinco digrafos:
- ch que representa al fonema /tʃ/
- ll que representa al fonema /λ/
- gu que se utiliza para representar el fonema /g/ ante e, i.
- qu que se emplea para representar el fonema /k/ ante e, i.
- rr que se emplea para representar el fonema vibrante múltiple alveolar sordo en posición intervocálica.
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