Aclaremos en primer lugar que los sufijos que aportan un significado de grupo o colectivo reciben la denominación de sufijos de sentido abundancial. Lo aclaro, más que nada, por si nos encontramos con este término en otro lugar o resulta necesario referirse en general a este tipo de sufijos, ya que muchos de ellos no aparecen en esta entrada y han sido estudiados en otro lugar al ocuparnos de la derivación nominal.
Sufijos -ía, -ería, -erío e -ío
Ya hemos visto que el sufijo -ía resulta especialmente productivo en la creación de nombres de cualidad o condición. No obstante, en no pocas ocasiones implican también una interpretación de grupo (ciudadanía) o colectividad (mercancía). Ocurre algo similar con las bases compositivas -grafía, -logía (bibliografía).
Existe, así mismo, la tendencia a interpretar los nombres de ciertas disciplinas como el agrupamiento de los saberes propios de las mismas, condición que no se aplica únicamente a este sufijo (poesía, arquitectura).
Por último, los nombres de estatus o condición que se forman con -ía pueden ser compatibles con la interpretación de lugar (concejalía, notaría).
En los nombres creados con -ería que designan conjuntos predominan los contables (una mantelería, dos cristalerías), aunque también existen casos de no contables (lencería). Al designar grupos de personas o animales suele adquirir connotaciones irónicas o despectivas (chiquellería, muchachería). Lo mismo ocurre con los sufijos -erío ( mocerío) o -ío (mojío, mujerío).
Son muy habituales los derivados creados con -ería que designan establecimientos comerciales (lugares). No está del todo clara la relación que se establece entre estos derivados y los formados a partir de -ero/-era. Si la relación se considera morfológica cabría suponer en el nombre de estos establecimientos un sufijo -ía (panadero>panadería). No obstante, esta explicación no da conveniente respuesta a la relación, exclusivamente léxica, que se establece entre cervecero y cervecería. En este último caso es obligatorio suponer un sufijo -ería. cerveza>cervecería.
Sufijos -ario, -era, -ero, -al, -ar, -edo y -eda
Los sufijos -ario, -era y -ero pueden designar tanto lugares (vecindario) como a conjuntos (mobiliario, cancionero). Igualmente, -era y -ero resultan habituales en la creación de nombres de árboles o plantas (cocotero, limonero).
Los sufijos -al y -ar pueden designar tanto conjuntos (costillar, dineral) como lugares (secarral, melonar). Estos sufijos tienen un sentido abundencial que les permite referirse a los terrenos plantados, rasgo que comparten con los sufijos -edo/-eda (arboleda, alameda, robledo).
Sufijos -iza, -ambre, -dura y -amen
El sufijo -iza tiene una amplia presencia en nombres que designan un conjunto de golpes (golpiza, paliza, trompiza) y también de lugares (caballeriza). Por su parte, los sufijos -ambre, -dura y -amen forman un grupo más limitado de nombres colectivos (arboladura, velamen, pelambre).
En tiempos recientes el sufijo -amen se está volviendo especialmente productivo dando lugar a creaciones en la mayoría de los casos humorísticas (muslamen. pelamen).
Sufijos vocálicos y los sufijos -aje, -ado, -ada, -ción, -zón y -miento
Los sufijos -a, -e y -o además de crear nombres de acción y efecto se aplican a derivados nominales de lugar (consulta, consigna, cruce, paso). Es reducido el número de nombres que designan tiempo (prorroga, recreo, veraneo). Ciertos nombres eventivos que designan tareas agrícolas suelen aplicarse a las épocas del año (cosecha, poda, siega).
El sufijo -aje analizado aquí es distinto del que crea nombres deverbales de acción o efecto. En esta ocasión se trata de derivados denominales que expresan cantidades (kilometraje, octanaje), grupos de animales (bestiaje, corderaje) o de personas, frecuentemente con cierto matiz irónico, (paisanaje). Otro grupo de nombres hacen referencia a conjuntos de elementos de muy distinto orden (andamiaje, balconaje).
Muchos sustantivos denominales que denotan grupos o conjuntos se construyen mediante los sufijos -ado/-ada (empedrado, alumnado, profesorado, borregada). También pueden dar lugar a nombres de lugar (bajada, entrada, cercado) o periodos de tiempo cuando son deverbales (madrugada, invernada).
Un cierto grupo de nombres de efecto creados con -ción, su variante patrimonial -zón, y -miento pueden interpretarse como nombres de conjuntos (documentación, población, saneamiento) o de lugar (elevación, aparcamiento)
Sufijos vocálicos y los sufijos -aje, -ado, -ada, -ción, -zón y -miento
Los sufijos -a, -e y -o además de crear nombres de acción y efecto se aplican a derivados nominales de lugar (consulta, consigna, cruce, paso). Es reducido el número de nombres que designan tiempo (prorroga, recreo, veraneo). Ciertos nombres eventivos que designan tareas agrícolas suelen aplicarse a las épocas del año (cosecha, poda, siega).
El sufijo -aje analizado aquí es distinto del que crea nombres deverbales de acción o efecto. En esta ocasión se trata de derivados denominales que expresan cantidades (kilometraje, octanaje), grupos de animales (bestiaje, corderaje) o de personas, frecuentemente con cierto matiz irónico, (paisanaje). Otro grupo de nombres hacen referencia a conjuntos de elementos de muy distinto orden (andamiaje, balconaje).
Muchos sustantivos denominales que denotan grupos o conjuntos se construyen mediante los sufijos -ado/-ada (empedrado, alumnado, profesorado, borregada). También pueden dar lugar a nombres de lugar (bajada, entrada, cercado) o periodos de tiempo cuando son deverbales (madrugada, invernada).
Un cierto grupo de nombres de efecto creados con -ción, su variante patrimonial -zón, y -miento pueden interpretarse como nombres de conjuntos (documentación, población, saneamiento) o de lugar (elevación, aparcamiento)
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