El sufijo -oso / -osa
Es el sufijo más productivo y crea adjetivos calificativos sobre bases adjetivales (grandioso), verbales y, más frecuentemente, nominales. Cuenta con las variantes -ajoso / -ajosa (pegajoso), -ioso / -iosa (grandiosa) y -uoso / -uosa (defectuoso). Igualmente, da lugar a numerosas bases alternantes (sabor>sabroso) que desde un punto de vista sincrónico suelen explicarse mediante procesos de haplología. (religi (ón) oso).
Los adjetivos creados con estos sufijos dan lugar a varias paráfrasis posibles, siendo sin duda la más frecuente en los denominales la de 'que tiene N' (ardorosa). Otra paráfrasis habitual es la de 'que tiene forma, tacto, consistencia o aspecto de N' (arcillosa, algodonoso). Se asimilan a la interpretación de 'que tiene tendencia a N' todo otro grupo de adjetivos calificativos (belicoso, verdoso, chismoso). El último gran grupo de adjetivos denominales creados con el sufijo -oso / -osa puede parafrearse por 'que causa, produce. suscita o hace surgir N' (dudosa, embarazoso).
Por su parte, los adjetivos deverbales que incorporan este sufijo suelen admitir la paráfrasis 'que V' (apestoso). Relacionado con este punto debemos recordar que no resulta siempre sencillo establecer la base de la cual proviene un determinado adjetivo derivado mediante el empleo de este sufijo. Es muy posible que, al menos en ciertos casos, estas dudas no encuentren solución satisfactoria, ya que no es posible establecer a ciencia cierta el origen nominal o verbal de ciertos adjetivos (mentiroso, dudosa, empalagoso, espantosa).
Sufijos de grado extremo: -ísimo / -ísima, -érrimo / -érrima
Estos sufijos colaboran a la construcción de los llamados superlativos absolutos, los cuales no presentan en español actual las mismas propiedades sintácticas que caracterizan a los otros superlativos, sino que se comportan como superlativos de grado extremo o elativos.
Los sufijos -ísimo / -ísima aportan el significado de grado extremo a un gran número de adjetivos calificativos, además de a los adjetivos mismo, primero y último; a unos cuantos cuantificadores como poco, mucho, cuanto o tanto y a ciertos adverbios como temprano, tarde, pronto, despacio... Existe, así mismo, un reducido paradigma de adjetivos que se corresponde con ciertos tratamientos (ilustrísima, reverendísimo, serenísima...).
De manera general, podemos establecer que los derivados creados con estos sufijos presentan más alternancias de diptongación que los que se obtienen con otros. Se crean de este modo pares de adjetivos en los que se suele preferir la variante diptongada (ardentísimo-ardientísimo, destrísima-diestrísima).
Existe una variante -císimo / -císima que adoptan muchos adjetivos terminados en -n (jovencísimo), en -dor (trabajadorcísimo), o en -or (mayorcísimo). No debemos considerar esta variante en los derivados de aquellos adjetivos cuya base léxica termina en /θ/ (dulce>dulcísimo).
Este sufijo da lugar a un gran número de bases supletivas. Destaca, por resultar bastante común, la que se produce en los adjetivos terminados en -ble, que da lugar a -bil en la base (amable>amabilísimo).
Suelen rechazar los sufijos -ísimo / -ísima los adjetivos terminados en -ío (excepción friísimo), en -ue (se documentan arduísimo, ingenuísimo y el muy habitual y nada recomendable antigüísimo, mejor antiquísimo). Igualmente, estos sufijos resultan poco naturales en los adjetivos que cuentan con un prefijo negativo y se rechazan por razones semánticas en los adjetivos de relación.
Los escasísimos sustantivos que admiten estos sufijos adquieren una importante carga expresiva (campeonísimo) o burlesca (cuñadísimo).
Los sufijos -érrimo / -érrima suelen elegir las bases supletivas de un buen número de adjetivos que contienen -r en su última sílaba (celebérrimo, misérrimo). No resulta extraño que se formen pares con el sufijo -ísimo / -ísima sin base supletiva (negrísimo/nigérrima, paupérrimo/pobrísimo).
Otros sufijos característicos de los adjetivos calificativos
Los sufijos -ento / -enta y sus variantes -iento / -ienta forman adjetivos de base nominal para denotar la presencia en alguna persona o cosa de lo manifestado por el sustantivo (polvoriento). Algunos pueden llegar a expresar la cualidad de tener, mostrar, sentir o manifestar dicha noción (hambriento). También se crean algunos derivados a partir de adjetivos (avariento, amarillento).
No está claro que los segmentos -lento / -lenta, -liento / -lienta, presentes en algunos adjetivos, deban ser considerados como sufijos. Siempre se encuentran en adjetivos de origen latino y solo en un grupo de ellos es posible reconocer la base (cuerpo>corpulento, fraude>fraudulento). El hecho de que en ciertos compuestos la base resulte oscura hace poner en duda que, al menos desde una perspectiva sincrónica, nos encontremos ante verdaderos sufijos.
Los sufijos -udo / -uda se utilizan para crear adjetivos que se suelen aplicar a personas o animales que destacan por su tamaño o el exceso, desproporción o malformación de alguna de sus partes (barbudo, jetuda, dientudo).
Coincide en buena parte de sus usos con el sufijo anterior -ón / -ona, aunque adopta un matiz despectivo en los adjetivos deverbales así como en los adjetivos que hacen referencia a la edad o en ciertos derivados ordinales (criticona, cuarentón, segundón).
Sufijos de grado extremo: -ísimo / -ísima, -érrimo / -érrima
Estos sufijos colaboran a la construcción de los llamados superlativos absolutos, los cuales no presentan en español actual las mismas propiedades sintácticas que caracterizan a los otros superlativos, sino que se comportan como superlativos de grado extremo o elativos.
Los sufijos -ísimo / -ísima aportan el significado de grado extremo a un gran número de adjetivos calificativos, además de a los adjetivos mismo, primero y último; a unos cuantos cuantificadores como poco, mucho, cuanto o tanto y a ciertos adverbios como temprano, tarde, pronto, despacio... Existe, así mismo, un reducido paradigma de adjetivos que se corresponde con ciertos tratamientos (ilustrísima, reverendísimo, serenísima...).
De manera general, podemos establecer que los derivados creados con estos sufijos presentan más alternancias de diptongación que los que se obtienen con otros. Se crean de este modo pares de adjetivos en los que se suele preferir la variante diptongada (ardentísimo-ardientísimo, destrísima-diestrísima).
Existe una variante -císimo / -císima que adoptan muchos adjetivos terminados en -n (jovencísimo), en -dor (trabajadorcísimo), o en -or (mayorcísimo). No debemos considerar esta variante en los derivados de aquellos adjetivos cuya base léxica termina en /θ/ (dulce>dulcísimo).
Este sufijo da lugar a un gran número de bases supletivas. Destaca, por resultar bastante común, la que se produce en los adjetivos terminados en -ble, que da lugar a -bil en la base (amable>amabilísimo).
Suelen rechazar los sufijos -ísimo / -ísima los adjetivos terminados en -ío (excepción friísimo), en -ue (se documentan arduísimo, ingenuísimo y el muy habitual y nada recomendable antigüísimo, mejor antiquísimo). Igualmente, estos sufijos resultan poco naturales en los adjetivos que cuentan con un prefijo negativo y se rechazan por razones semánticas en los adjetivos de relación.
Los escasísimos sustantivos que admiten estos sufijos adquieren una importante carga expresiva (campeonísimo) o burlesca (cuñadísimo).
Los sufijos -érrimo / -érrima suelen elegir las bases supletivas de un buen número de adjetivos que contienen -r en su última sílaba (celebérrimo, misérrimo). No resulta extraño que se formen pares con el sufijo -ísimo / -ísima sin base supletiva (negrísimo/nigérrima, paupérrimo/pobrísimo).
Otros sufijos característicos de los adjetivos calificativos
Los sufijos -ento / -enta y sus variantes -iento / -ienta forman adjetivos de base nominal para denotar la presencia en alguna persona o cosa de lo manifestado por el sustantivo (polvoriento). Algunos pueden llegar a expresar la cualidad de tener, mostrar, sentir o manifestar dicha noción (hambriento). También se crean algunos derivados a partir de adjetivos (avariento, amarillento).
No está claro que los segmentos -lento / -lenta, -liento / -lienta, presentes en algunos adjetivos, deban ser considerados como sufijos. Siempre se encuentran en adjetivos de origen latino y solo en un grupo de ellos es posible reconocer la base (cuerpo>corpulento, fraude>fraudulento). El hecho de que en ciertos compuestos la base resulte oscura hace poner en duda que, al menos desde una perspectiva sincrónica, nos encontremos ante verdaderos sufijos.
Los sufijos -udo / -uda se utilizan para crear adjetivos que se suelen aplicar a personas o animales que destacan por su tamaño o el exceso, desproporción o malformación de alguna de sus partes (barbudo, jetuda, dientudo).
Coincide en buena parte de sus usos con el sufijo anterior -ón / -ona, aunque adopta un matiz despectivo en los adjetivos deverbales así como en los adjetivos que hacen referencia a la edad o en ciertos derivados ordinales (criticona, cuarentón, segundón).
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