La mayoría de derivados adjetivales del castellano provienen de sustantivos y verbos, si bien encontramos casos de adjetivos creados a partir de grupos nominales (centrocampista), palabras parasintéticas que emplean adverbios (bienpensantes) o de otros adjetivos.
Modelos más productivos de derivación adjetival:
Resulta frecuente que los adjetivos relacionales se comporten en ciertos contextos como adjetivos calificativos. No obstante, la distribución de los sufijos ayuda en muchos casos a clarificar el sentido de los adjetivos (mundo acuoso/mundo acuático).
Como en todos los procesos de derivación los sufijos imponen su pauta acentual a la base. La raíz mantendrá su pauta siempre y cuando resulte compatible con la del sufijo.
Normalmente la vocal final de la base se suele mantener si es tónica, pero desaparece cuando es átona. Lo mismo ocurre con los diptongos, afectando solo a la segunda vocal o a todo el diptongo. Igualmente, se suele respetar la alternancia en la diptongación /ué/>/o/, /ié/>/e/, aunque no faltan casos en los que esta no se produce o incluso da lugar a dobletes. También se suele producir alternancia del tipo /en/>/in/ en los procesos de derivación N>A (volumen>voluminoso).
En la derivación adjetival suelen ser recurrentes una serie de alternancias consonánticas. Las más habituales son:
- /θ/-/k/: cerviz>cervical.
- /g/-/k/: agua>acuoso.
- /g/-/x/: esófago>esofágico.
- /x/-/g/: cónyuge>conyugal.
- /t/-/θ/: torrente>torrencial.
- /s/-/t/: caos>caóticio.
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