Concepto
Deberemos a Stendhal, que a su vez toma el concepto de Saint-Real, la definición más conocida de la novela realista. Así, en su obra Rojo y Negro, podemos leer: “la novela es un espejo que se pasea a lo largo de un camino”.
Deberemos a Stendhal, que a su vez toma el concepto de Saint-Real, la definición más conocida de la novela realista. Así, en su obra Rojo y Negro, podemos leer: “la novela es un espejo que se pasea a lo largo de un camino”.
El Realismo procura, básicamente, crear obras artísticas que se acerquen de la forma más verídica posible al entorno. Esto implica, al menos, la satisfacción de dos condiciones. Primero, debe existir un conocimiento profundo de la realidad que se procura reflejar. Este conocimiento sólo es posible lograrlo mediante la observación detallada de la realidad. Si tenemos en cuenta que la única realidad observable es la presente, entenderemos que la única materia susceptible de ser representada es la contemporánea, tal y como Benito Pérez Galdós dejó patente en su discurso de ingreso en la Real Academia Española, significativamente titulado: La sociedad presente como materia novelable.
La otra necesidad que resulta inherente al Realismo, es la elección del medio estilístico adecuado para provocar al lector la sensación de que se encuentra ante un cuadro cotidiano, por él conocido y por él reconocido. Esto llevará a los creadores que se quieren realistas a renunciar a todo artificio y a todo dicho expresivo desgastado por el uso. El escritor se convierte de este modo en un testigo que levanta acta, en no pocas ocasiones mediante un discurso desapasionado de notario, de la realidad.
No obstante, las pretensiones de los escritores realistas han de resolver satisfactoriamente no pocas paradojas. La más importante es aquella que se deriva de la imposibilidad de presentar la realidad de forma perfecta dada su proverbial complejidad. Es preciso, por lo tanto, realizar una selección. Los personajes no mostrarán todas sus facetas, esto resultaría poco menos que imposible y daría como resultado una obra de enorme dificultad. Se hace obligado mostrar lo que resulta significativo, lo que sin ser el mundo de una muestra cabal de lo que es el mundo.
Émile Zola |
El Realismo decimonónico es, consecuentemente, la corriente en la que se da, de forma más completa y acabada, la pretensión de adaptar la experiencia artística como reflejo del entorno. Así autodenominada por sus representantes, es el resultado de una serie de factores que nos pueden llevar a afirmar que el Realismo decimonónico es el producto propio de una época. La burguesía, tras haber alcanzado las más altas cotas del poder, se atrinchera en sus posiciones. El individualismo romántico fracasa al tiempo que el positivismo científico-filosófico acrecienta su prestigio. De igual modo, es posible ver en el costumbrismo, tan propio del Romanticismo, el germen de la novela realista. Estos factores contribuirán positivamente a la concepción realista del arte que triunfará en toda Europa en el siglo XIX.
Evolución hacia el Naturalismo
Como resultado del creciente auge de las llamadas ciencias experimentales y del positivismo, el Realismo decimonónico evolucionará hacia el Naturalismo. Inaugurará el género Emilio Zola en 1880 con La novela experimental, obra en la que el francés desarrolla con rigor casi matemático el llamado, por Darío Villanueva, Realismo genético.
Claude Bernard |
En verdad podemos afirmar con Pedraza Jiménez y Milagros Rodríguez (Las épocas de la literatura española) que se trata de un modelo utópico que nunca llegó a concretarse en la novela. Fija su base en la ciencia naturalista y en la aplicación a la misma del método científico. De especial importancia en este proceso será la obra de Claude Bernard de 1865 Introducción à la médicine expérimental.
El artista realista había logrado asimilar los múltiples aspectos que presentaba la realidad, era labor del naturalista experimentar y profundizar en esa misma realidad para, de este modo, poder llegar a formular leyes generales sobre el funcionamiento de la misma. Esto supone que todo aspecto de esa realidad, incluso aquellos más morbosos y repugnantes, deben de tener un lugar en la novela. Las lacras humanas, los instintos, las miserias del ser humano, necesariamente exigirán un lenguaje bronco, rudo, soez, además de dar entrada en la creación literaria a los dialectos o sociolectos que efectivamente se dan en la vida real.
La aplicación de este programa llevará a Zola a considerar que sobre el hombre ejercen su dominio dos fuerzas, las cuales condicionarán su ser. Por un lado, estaría la fuerza de la genética y por otro la ejercida por el ambiente. De este modo el ser humano estaría doblemente determinado.
Por último, me gustaría llamar la atención sobre el hecho de que estos escritores centrarán su interés en las clases medias, a las que ellos mismos pertenecen. No obstante, el determinismo no llegará a negar la posibilidad de que ciertos grupos puedan poner en marcha cambios sociales de importancia. Estos grupos sociales, básicamente el proletariado o los campesinos, inmersos como se encontraban en un proceso de toma de conciencia, pasarán a protagonizar, también, este tipo de obras.
1 comentario:
Excelente texto. Muchas gracias por tu labor.
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