Será L. Tesniere en Elementos de sintaxis, quien desarrollara la teoría de que el verbo cuenta con una valencia sintáctica que le permite relacionarse con otras unidades lingüísticas al subcategorizar esquemas sintácticos.
Un discípulo de Tesniere, Mel`cuk, Studies in dependency syntax, distinguirá entre las denominadas valencias pasivas y las valencias activas. Estas últimas, especialmente significativas en nuestro estudio, implican que una unidad lingüística cuenta con la capacidad de subordinar, entiéndase subcategorizar, a otras unidades lingüísticas.
De este modo, el verbo contará con una valencia activa que le permite subordinar argumentos y circunstantes, es decir, esquemas sintácticos necesarios y no necesarios respectivamente.
Dentro de los argumentos podemos distinguir entre aquellos externos que no se encuentran dominados por el verbo. Estos argumentos mantendrán una relación de interdependencia, en la terminología de Hjemslev, con el verbo.
Junto a los argumentos externos contaríamos con los denominados argumentos internos, dominados en esta ocasión por el verbo.
En función del número de argumentos subcategorizados por el verbo se ha establecido una clasificación de los mismos en monovalentes (“morir” exige un solo argumento), bivalentes (“comer” precisa dos argumentos), trivalentes (“robar” selecciona tres argumentos)
Por su parte los circunstantes, como hemos visto no exigidos, informan sobre los distintos aspectos que conforman la realización del proceso enunciado por el verbo: tiempo, lugar, modo…
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